política y comercial de Cataluña por el Mediterráneo en los siglos xiii y xiv; un tema
no escogido al azar por Tàpies, ya que, en el Ayuntamiento de Barcelona, a escasos
metros del Palacio de la Generalitat, José María Sert había pintado el llamado Salón
de Crónicas en 1929, fantaseando con una unión mística entre los almogávares
catalanes y la historia de España a través del imperialismo barroco tan caro a los
círculos intelectuales y sociales que medraron durante la dictadura de Primo de
Rivera en Barcelona.2
El President Jordi Pujol declaró el día de la firma del contrato que “Tàpies es uno
de los máximos exponentes de las artes contemporáneas, que siempre ha proyectado
con prestigio universal la imagen de Cataluña … un país con un alto grado
de creatividad”. En el acto de inauguración (1990), el escritor y miembro de la Real
Academia de la Lengua Española, Pere Gimferrer, manifestó que las referencias
históricas en aquella obra “tienen que ver con los peligros de las instituciones catalanas
en este momento”. Meses más tarde, el Gobierno catalán subvencionó generosamente
a la Fundación Tàpies, fundada ese mismo año, como contrapartida a la
colaboración del artista. La obra que presidía la máxima estancia del poder ejecutivo
catalán –que hoy se llama Sala Tàpies– se convirtió con el tiempo en la pintura
más vista y popular en Cataluña, gracias a su presencia constante en los medios de
comunicación.
¿Queda alguna impronta estética del informalismo en el arte contemporáneo
español de hoy? No parece que el estilo pueda hacer mucha mella entre los jóvenes
artistas a la vista de los programas docentes y de los intereses generales que se
perciben en las facultades de Bellas Artes. El informalismo, como epítome de una
sensibilidad artística radicada en enunciar lo subjetivo, efectivamente ofrece pocos
argumentos ante la demanda generalizada de unas prácticas creativas que se
ocupan cada vez más de lo objetivo, pues es lo objetivo lo que ha sido sustraído de
la vida pública y de la esfera general de la comunicación. Un mensaje masculino,
aislacionista y elitista, difícilmente puede encontrar acomodo entre los nuevos
modos y afectos producidos por el feminismo, el activismo y la socialización. Es
revelador, en este sentido, observar los esfuerzos de la instituciones que definen
y preservan la memoria de los principales artistas informalistas por plantear asociaciones
y vinculaciones entre las obras de estos y la producción contemporánea
2 Ver el documental Katallani del colectivo SUB (2014): https://www.youtube.com/watch?v=ZtSFt5qTJI8
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