aparecieron años más tarde. El deseo de Sempere de “resumir y simplificar las
formas cubistas y de llegar a la máxima pureza expresiva del color” quedó reflejado
también en los títulos: Espacio, Abstracción en cuatro colores, Tiempo en colores, Límite,
Universo, Materia y espacio, Tiempo... Por no confiar suficiente en los resultados
obtenidos, al considerar que había demasiada influencia de Kandinsky, Matisse
o Braque, destruyó las obras; una decisión de la que más tarde se arrepentiría,
siquiera por saber qué era lo que realmente le preocupaba en aquellos años. De la
mala acogida que tuvo su exposición en la Sala Mateu, la primera abstracta que
se realizaba en Valencia, Sempere conservó la reseña del periodista José Ombuena
en Las Provincias: “Puede suceder que este movimiento (el abstracto) sea fecundo
–todos los movimientos artísticos lo son, aunque sólo sea como escarmiento
en cabeza ajena– pero lo que sí se puede asegurar es su carácter efímero, su impopularidad
y también su antiaristocraticismo. ... Buen cebo para captar la atención
de las gentes curiosas. Sin embargo, y aunque uno esté curado de prejuicios
ante cualquier arte, sea abstracto, concreto o con pintas, no puede evitar cierto
íntimo regocijo ante este hecho por demás trivial, de que los pintores califiquen
su propia pintura”. Sempere regresó a París y hasta pasados unos años no volvió
a exponer en Valencia; en 1975, seguía, según dejó escrito, “sin ánimo ni deseo
de molestar o violentar la sensibilidad de ciertos recalcitrantes levantinos”.1 Muchos
son los recuerdos de Sempere en París, donde se instaló en 1949 con una beca
del seu. A su llegada, no encontró cenáculos, cada uno buscaba su sitio y todos
estaban comenzando un arte absolutamente nuevo. Al cabo de algún tiempo,
optó por relacionarse con el grupo de artistas en torno a la galería Denise René,
fundada en 1944 con una exposición de los primeros diseños ópticos de Vasarely,
que iba a convertirse en sede del llamado art construit, continuador de la abstracción
geométrica de grupos como Cercle et Carré o Abstraction-Création. Entre las
exposiciones más destacadas, además de la colectiva Art Concret en Basilea (1945),
ocupa lugar principal Le mouvement (1955) que bautizó, promocionó y difundió un
nuevo movimiento, el cinetismo. Por entonces Sempere pintaba de noche experimentos.
No le extrañó que no le convocaran para la exposición Le mouvement, y
que en otras colectivas menos importantes sus obras ocuparan lugares discretos.
En todo caso, tenía claro Sempere, “lo de exponer era marginal”. Sin embargo,
1 Los textos de José Mateu y de Eusebio Sempere están reproducidos en Vicente Aguilera Cerni, La postguerra.
Documentos y testimonios I, Bilbao, Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, 1975, pp. 79-82.
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