la falta de presupuesto para actividades y adquisiciones de obras. Manuel Millares
ofreció su apoyo a Fernández del Amo y éste le confió el seguimiento, junto a
Vicente Aguilera Cerni, de la exposición Arte Abstracto Español. I Salón Nacional de Arte
No Figurativo4 que tuvo lugar en el Instituto Iberoamericano de Valencia (16-30 de
mayo, 1956) y, a continuación, en la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona. El
propósito de la muestra era divulgar el arte abstracto. “Muy poco de lo que se entiende
por arte abstracto lo es verdaderamente”, escribió José Luis Fernández del
Amo en el catálogo, bajo el epígrafe de “Advertencia”. Fue consciente de no haber
dicho qué era lo abstracto porque entre otras cosas, intentó argumentar, “cuando
se define un arte ya está concluido, ya es historia”. Y de lo que se trataba con
el proyecto era, lo dejó claro, “de suscitar su popularidad; no porque la necesite
el arte, sino porque le sea imprescindible a la vida”.5 Meses antes, en febrero de
1956, tras los graves desórdenes entre falangistas y estudiantes que provocaron
la dimisión del ministro Ruiz-Giménez, Antonio Saura, que había regresado de
París a fines de 1955, expuso una selección de sus últimas obras en la sede del
Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. “Febrero de 1956: después del regreso,
un grave y traumático hecho que provoca, en la impotencia y la furia, la aparición
del blanco y negro. Dos pinturas que se incluyen a última hora en una exposición,
dos damas interiormente enlutadas, y una serie de máscaras de papel,
caras pintadas que inundaron el suelo de la pequeña habitación. ... Estructuras
que perdurarán aparecen repentinamente en paralela iluminación: la suerte estaba
echada, y en ambos terrenos –pintura y humana sociedad– el mes de febrero
se mostró fecundo en certezas”.6 Nunca renunció Saura a la figuración. Extrema
e intensa. Casi desasistida. Tras asistir a Santander en 1953, Saura no vio claro el
horizonte y decidió instalarse en París. “Mientras la gente tenga esta misma estrechez,
mojigatería y catolicismo que nos ahoga, nada se podrá hacer”, escribió
4 La exposición incluyó pinturas de Alcoy, Canogar, Farreras, Feito, Gumbau, Lagunas, Millares, Planell,
Rivera, Saura, Sempere, Tharrats, Valdivieso; esculturas de Azpiazu, Chirino y Ferrant, de quien
también se presentaron dibujos. A los artistas mencionados se sumaron en la exposición de Pamplona:
J. Barceló, M. F. Dapena, Ibarrola, F. C. Maura, Basterrechea y Ruiz Balerdi. En el catálogo, que incluyó
un dibujo de Millares, escribieron Moreno Galván, Gaya Nuño, S. Gasch, Sánchez Camargo, Manuel
Conde, Cirlot, Popovici, Aguilera Cerni, Vivanco y Fernández del Amo. Y el capítulo “Hablan los precursores”
con textos de Kandinsky, Malevitch y Mondrian.
5 José Luis Fernández del Amo, “Advertencia”, en José Luis Fernández del Amo. Un proyecto de Museo de Arte Contemporáneo,
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op. cit., pp. 78-79.
6 Antonio Saura, “Caras”, Note Book (memoria del tiempo), Murcia, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos
Técnicos, Librería Yerba, 1992, pp. 25-26.