materialización de los dominios del arte, la democratización del evento artístico,
la apropiación de realidades procedentes de teorías de carácter sociológico e ideológico,
la objetividad derivada de los comportamientos perceptivos y sensoriales, la
revalorización del individuo como soporte artístico y la importancia de la acción, la
naturaleza y la idea como generadores de la obra de arte. Se deseaba que los procesos
artísticos fueran propulsores del cambio social y muchos artistas convirtieron
al sistema del arte en el protagonista de sus críticas.
Allan McCollum se centró en descodificar todo aquello que proporcionaba al producto
estético su valor, un valor que según él se configuraba en torno a los procesos
expositivos, las transacciones de compraventa y la exclusividad mitológica de
su posesión. En Surrogates (Sustitutos), 1982-83 desplegó los elementos que habían
definido a la obra de arte como un objeto–mercancía durante siglos como eran los
marcos, los passe-partout o el proceso artesanal de su producción. En otra de sus series
Photo from TV with Painting (1982), McCollum dio un paso más e intentó definir el
lugar que el arte ocupaba en la representación de la vida cotidiana difundida por los
medios de comunicación. Buceó entre los distintos programas, series, películas y
noticiarios de la pequeña pantalla en busca de escenas donde apareciesen pinturas
para fotografiarlas y analizarlas posteriormente desde el punto de vista de las ciencias
sociales. Más tarde, utilizaría esas mismas imágenes para realizar sus Perpetual
Photos (1982-89), donde aisló estos objetos artísticos, los amplió hasta desfigurarlos
y, finalmente, los refotografió con el fin de anular sus funciones representativas,
negando al espectador cualquier información sobre ellos, porque no interesaban ni
por su tema ni por sus características estéticas, sino porque se alzaban en símbolos
distintivos de la sociedad burguesa y de la instrumentalización de maquinaria del
sistema económico capitalista.
El artista francés Yves Klein trató esta idea de carácter conceptual con treinta
años de antelación. En Yves Peintures (1954) desarrolló lo que sería el armazón de un
catálogo de exposición con su correspondiente texto académico de presentación,
las reproducciones de las obras presentes en el evento y sus correspondiente pies
de foto en los que se describían medidas y lugares de creación, todo ello de manera
muy estructurada como si se tratara de un libro editado por un museo de renom-
2 Estas palabras sobre la obra de Yves Klein representan un resumen de lo descrito en Arnaldo, Javier.
Yves Klein. Hondarribia: Nerea, 2000, pp. 12-15.
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