a Tharrats, a quien desde París confió su decisión de no convertirse a la pintura
abstracta:
“Me parece realmente un poco ingenuo lo que dices. Vamos, no iremos los
españoles a descubrir la pintura abstracta cuando hace ya cuarenta años
que se está haciendo, cuando no va absolutamente nada con nuestro temperamento,
con el temperamento de un pueblo esencialmente realista y
fantástico y cuando precisamente en París y en Nueva York, los dos centros
actuales artísticos en el mundo, la abstracción está en franca bancarrota.
Esa es al menos mi impresión de París ... por favor, no hagamos en 1953
nada semejante a Realités Nouvelles (¡Vaya conjunto!) o nada que se aproxime
a ese bluff imponente y tristemente editado que se llama Art d’Aujourd’hui
que conozco desde el primer número”.7
“Un arte otro. La ilusión vuelve de nuevo. Se podía pensar que después de la
época de los grandes maestros del arte moderno les tocaba a sus seguidores una
labor más callada de consolidación y profundización de los seguros hallazgos.
Se aseguró incluso que la etapa de la aventura estaba definitivamente cerrada.
Por eso, durante estos últimos tiempos en libros y revistas hemos visto cómo a la
fase de los manifiestos y de las polémicas sucedió la fase de los estudios y de la
historia. ... En estos últimos diez años hemos asistido a una nueva irrupción de
esperanzas y de afanes que tienen evidente fuerza sobre la conciencia de los pintores
actuales más abiertos y sensibles. No se trata de un ismo en el sentido de que
no se podría concretar en unas conclusiones el violento impulso que los mueve.
Más que una nueva escuela es una extraña intuición de tierras por descubrir”. De
este modo celebró Juan Teixidor la exposición Otro Arte en la Sala Gaspar de Barcelona
(16 de febrero-8 de marzo, 1957). Al Club 49 correspondió la iniciativa y el
patrocinio de este proyecto que se encargó a Michel Tapié. Se trataba de confrontar
las experiencias informalistas locales con las del panorama internacional. La
mayoría de las obras procedían de colecciones privadas, de la Sala Gaspar y de las
galerías Rive Droite y Stadler de París que dirigía Tapié y que explica la presencia
de Antonio Saura, alejado ya del surrealismo y decidido a desencadenar en sus
lienzos el más violento expresionismo, como escribió Erik Boman en el catálogo
de su individual en el Palacio de Bibliotecas y Museos de Madrid. Tapié seleccionó
su pintura junto a la de Appel, Bryen, Burri, Domoto, Dubuffet, Fautrier,
Francken, Fugedy, Guiette, Hosiasson, Imai, Jenkins, De Kooning, Mathieu,
7 Cartas reproducidas en la tesis doctoral de Juan Ángel López Manzanares, Madrid antes de El Paso. La renovación
en la postguerra madrileña (1945-1957), en http://eprints.ucm.es/tesis/ghi/ucm-t29258.pdf
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