bre. Su idea fue poner en duda el valor de la pintura concebida como lenguaje absoluto
y su reflexión se centró en la presentación de su propio arte monocromático,
eliminando de él toda particularidad que pudiera ser asociada a la expresividad de
lo personal y la originalidad artística, una idea que aparecía reforzada por el hecho
de que Yves Klein hubiese firmado su producción con un seudónimo hasta enero
de 1957. El prefacio del catálogo, conformado por líneas gruesas de color negro, sin
palabra alguna, aparecía firmado Pascal Claude, el nombre invertido de su amigo
el músico Claude Pascal con el que asistió, junto al pintor Arman, a clases de judo
en Niza, una actividad omnipresente en su vida. Los cuadros monocromos reproducidos
en esta simulación de exposición representaban las etapas de su formación
autodidacta por las diferentes ciudades en las que vivió: París, Londres, Madrid
y Tokio. Según Javier Arnaldo2, Yves Peintures preconizaba creaciones que como
Obra de una sola cualidad (1966) de John Baldessari o Exposición (1985) de Muntadas nos
hablaban de la conceptualización de lo artístico, una dimensión crítica a la McCollum,
como hemos visto anteriormente, volvió una y otra vez durante la década
de los ochenta. Por ejemplo, en otra de sus obras que aquí exponemos, Drawings
(ca. 1988-90), cuestionó las ideas heredadas acerca de lo único y lo múltiple, de
“un sistema del arte que jerarquizaba los valores según una determinada mística
de la originalidad y subjetividad creadora”3. Frente a las plantillas de McCollum
que ironizaban sobre carácter intimista del dibujo, Gordillo desarrolló en su serie
Limo (1991), un políptico formado por 64 piezas, que se constituyó como una oda al
individualismo y al carácter historiográfico de los fragmentos que se mantenían
en vida encadenándose dinámicamente los unos a los otros mediante el uso de la
forma y del color como herramientas de consolidación de la unidad y del conjunto.
Este tipo de abstracción pop, desarrollada por Gordillo durante los años noventa,
parecía ejemplificar en un formato barroco las reflexiones sobre el repliegue del
arte sobre sí mismo y la vuelta convulsiva hacia las ideas iniciales potenciadoras
de múltiples variaciones.
Mientras Gordillo intentaba que sus formas se desbordasen de un cuadro a otro
como si se tratasen de un líquido, el objetivo de Susana Solano en Sweets, 1991, fue
encerrar en espacios impenetrables objetos procedentes de nuestra cotidianeidad,
evocadores de vivencias, para que permanecieran aislados y a salvo de su palpación
3 Bernárdez, Carmen; Gutiérrez, Ángel. La Colección del IVAM. Valencia: IVAM; Madrid: Aldeasa, 2001,
p. 438.
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