por parte del observador. Solano trabajó con materiales de origen industrial, como
el hierro y el plomo, como lo hizo Richard Serra, pero su intención fue bien distinta
porque no buscó como él estimular la deambulación de la mirada, sino una visón
estática y reverberante de nuestra existencia. Ni a Serra ni a Solano les importaba
que quedaran visibles las huellas de la manipulación mecánica en sus objetos. Sin
embargo, Solano fue más allá y apostó por las elaboraciones mixtas en las que los
tratamientos artesanales fueran también posibles, lo que añadió connotaciones y
significaciones evanescentes a cada una de sus piezas y evitó que su valoración se
limitase a concepciones formales y compositivas. Por su parte, Halley representaba
formas de contornos claros, superpuestas las unas a las otras en un conglomerado
de planos que evocan al acúmulo de apartamentos apilados en los edificios de
nuestras grandes ciudades y se refería a ellos como a nuestras celdas particulares
desde las que nos conectamos al exterior mediante la tecnología. Pero más allá de
este concepto, este artista neo-geométrico, criticó profundamente, a través de sus
retículas y diagramas, la red de influencias y circuitos de conexión inscritos en los
sistemas de poder corporativo de los países occidentales.
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