Mª Dolores Jiménez Blanco
pintar después de Auschwitz
pintar después de Hiroshima y NagasakI
El 27 de enero de 1945 miembros de las tropas soviéticas liberan el mayor campo de
exterminio organizado por el Tercer Reich: Auschwitz. No era el primer campo encontrado.
En julio de 1944 las fuerzas soviéticas habían entrado en el de Majdanek,
en Polonia, y ese mismo verano llegaron también a los campos de exterminio de
Belzec, Sobibór y Treblinka. En todos ellos el poder nazi había intentado desmontar
la evidencia de lo ocurrido destrozando algunas de las instalaciones, pero aún
así quedaron muchos testimonios materiales y algunos testigos que permitieron
conocer el sufrimiento y muerte de miles de prisioneros, fundamentalmente judíos.
La inmensa mayoría de las víctimas eran civiles. En los meses siguientes a
enero de 1945, los soviéticos liberaron otros campos en los Países Bálticos y en Polonia.
El 11 de abril de 1945, soldados americanos liberaron el campo de concentración
de Buchenwald, así como los de Dora-Mittelbau y Flossenbürg en Alemania,
y Mathaussen en Austria. Por su parte, el ejército británico liberó, entre otros, el
campo de Neuengamme y, a mediados de abril, el de Bergen-Belsen. La atrocidad
de lo encontrado en todos aquellos lugares superaba todo lo conocido. El 30 de abril
de 1945 el Führer alemán, Adolf Hitler, se suicida en un búnker de Berlín y el 7 de
mayo Alemania firma su rendición en Rheims.
El 6 y el 9 de agosto de 1945 respectivamente se producen, por orden del presidente
de los Estados Unidos de América, Harry S. Truman, los primeros bombardeos
atómicos de la historia. Caen sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y
Nagasaki. La ferocidad de la destrucción física y moral producida sobre la población,
y la cifra de muertes directa o indirectamente relacionadas con aquellos bombardeos
superaría lo registrado en cualquier otro conflicto bélico anterior. No en
vano, aquellos fueron los únicos ataques nucleares de la historia. La mayor parte de
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