y A. R. Penck, entre otros muchos, formó parte de los Nuevos Salvajes, un grupo
cuya obra ya gozaba de gran reputación durante la década de los ochenta, y que se
caracterizó por el regreso a la figuración y por la recuperación de la identidad cultural
alemana propia de finales del siglo xix y principios del xx. Per Kirkeby también
podría incluirse en esta generación de pintores expresionistas centroeuropeos pero,
en su caso, conectado con las tradiciones ancestrales danesas. En sus obras, aparentemente
abstractas, siempre partía de un motivo extraído de la realidad al que
iba deformando por la acumulación de intervenciones sobre el lienzo. Este artista,
geólogo de formación, parecía aplicar la pintura sobre sus lienzos a base de pequeñas
y finas capas de pintura, a las que dotaba de un gran ritmo y profundidad, simulando
las superficies de estratificación de las rocas metamórficas2.
Frente a esta manera de componer, Oehlen realizó sus primeras obras de carácter
figurativo como metáforas de crítica social donde los instintos primarios y
las subculturas urbanas se erigieron como verdaderos protagonistas. Cronológicamente
situadas a finales de los ochenta, cuando Oehlen perteneció a The Bande
(la banda), una agrupación integrada por artistas como Martin Kippenberger,
Werner Büttner, Goerg Herold y su propio hermano Markus, esas obras iniciales
hicieron uso del humor negro como una herramienta capaz de hacer reflexionar
al espectador a través de una metodología conceptual, performativa y lingüística
heredada del influyente artista del Fluxus, Joseph Beuys. Ya a mediados de la
década de los noventa, su pintura parecía cambiar de formato, liberándose de
cualquier nexo de unión con ideologías políticas e introduciéndose en el campo
de la abstracción. Rattengift (Veneno para ratas) y Der Zoo von Brooklyn (El zoo de
Brooklyn), ambas de 1995, exhiben un caos aparente conformado por gran variedad
de pigmentos que se enmarañan de forma poco ortodoxa en la tela. En estas
obras conviven superficies de perfil líquido junto a otras de carácter más compacto
que, al superponerse las unas a las otras, parecen simular sedimentaciones
rocosas de intensos contrastes y amplias gamas cromáticas3.
En los años ochenta, Terry Winters guardó una gran conexión con ciencias como
la biología, la geometría o la física, mientras que en la década siguiente lo hizo con
2 Bernárdez, Carmen; Gutiérrez, Ángel. La Colección del IVAM. Valencia: IVAM; Madrid: Aldeasa, 2001,
p. 388.
3 Rivas, Francisco. “Paisaje de la pintura”. Albert Oehlen. IVAM Centre del Carme, Valencia, 18 abril-30
junio 1996. Valencia: IVAM, D.L.1996, pp. 78-80.
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