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Las fronteras espirales, 1991. Caucho. Dimensiones variables Aletheia, 2017. Acrílico sobre papel, 200 x 300 cm. (detalle)
mucho más de revelación divina a través de los sueños que de
una lógica de tipo especulativo o puramente racional.
MV: El deseo de comunicación, en aquel momento, está implícito
en el valor simbólico de los materiales.
FG: La goma de gran ductilidad o el cobre de alto poder
conductor son útiles para moldear y generar espacios
comunicativos… uno de mis referentes era la idea de escultura
social de Beuys, el potencial del arte para transformar la
sociedad… Hoy en día a ese punto de vista le incorporo el de la
necesidad de transformación en nosotros mismos. De manera
paralela, en mi imaginario circulaba Smithson y de él sin duda
proviene la noción de viaje iniciático, en el arranque de muchos
proyectos, incluido este último.
MV: En tu obra primera, el significado de formas que representas,
círculos y espirales, viene dado tanto por los materiales de orden
simbólico como por interpretaciones filosófico estéticas… En Al
borde del mundo ¿qué recursos plásticos y cavilaciones dotan (o
colaboran a dotar) de significado a esas mismas formas?
FG: En Las fronteras espirales, por ejemplo, quería contar
la fábula del cartógrafo atrapado en el holograma sin fin
del principio de incertidumbre, no existe un punto de vista
exterior desde donde divisar la totalidad del mapa sin incluir
al observador… En los últimos años se hacen cada vez más
presentes los principios matemáticos y de geometría que existen
en la naturaleza incluyendo estructuras botánicas, biológicas
y geográficas. La geometría sagrada, como expresión del plan
divino manifestado en el mundo físico, busca descifrar el
lenguaje común a través del cual se expresa el macrocosmos y
el microcosmos. Uno de sus principios básicos lo encontramos
en la máxima hermética “como es arriba, así es abajo”. Así, el uso
de la doble espiral áurea en el cuadro Aletheia, sobre ruedas
complementarias de color, habla de la relación palpable entre
la creación universal y la creación humana, haciendo que esta
adquiera un sentido trascendente. Lo que me engancha del
movimiento de la forma espiral es su crecimiento tanto hacia
adentro como hacia fuera, hasta el infinito. Es una expresión
concreta del potencial ilimitado de la libertad.
MV: Disolución (1989) cuenta sobre tu predisposición a disolver
al individuo en lo social, y ahora lo leo en clave de génesis de
tu trabajo en colectivos. Anteriormente a Local Cultura formas
parte de otros dos; con ellos también practicas la investigación y
la experiencia en un lugar como valor en sí mismo.
FG: Vivo tránsitos de la individualidad a la colectividad en un
proceso de retroalimentación continua. Agencia de viaje4 lo
formamos para acometer la invitación a participar en Plus Ultra5
con una intervención cuyo epicentro albergara el concepto
de memoria. El proyecto planteaba una crítica al carácter
celebratorio de la Expo´92, en relación al 500 aniversario del
llamado “descubrimiento” de América. Nos propusimos trabajar
en un contra-monumento, contra la manipulación de la historia
como retrato unificado. A partir del estudio de las cápsulas de
tiempo cerradas realizadas para otras ferias internacionales
y de los lagos de betún naturales, concebimos una cápsula
abierta como un yacimiento arqueológico activo y determinado
por la participación pública. Materializada en una fosa con 35
toneladas de alquitrán o “pozo de los deseos” es un sistema
de comunicación permeable donde un número de personas
deposita objetos o mensajes el día de la clausura de la Expo´92,
4. Formado por Victoria Gil, Kirby Gookin y Robin Kahn.
5. Proyecto de arte público con intervenciones en las ocho provincias andaluzas, comisariado por Mar Villaespesa, producido por BNV producciones, mayo-octubre, 1992.