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gesto de nuestra vida sea tal, que aunque no cambie nada, al menos
cada gesto sea la belleza. Así la belleza de nuestra vida transforma
momento a momento el “sueño del planeta”.
MV: En la planta inferior despliegas La Vía del Ser.
FG: La Vía del Ser, o El Camino de la verdad, nos inicia en el
camino de investigación del mítico poema Sobre la naturaleza
de Parménides, cuya primera parte así se denomina. La sala
representa el espacio subterráneo de una caverna; es el
inframundo donde se desarrolla la narrativa visionaria del poema.
Como intervención in situ, las paredes están pintadas con un
fondo negro pizarra y dibujos de tiza, a modo de cueva, sobre
las que se despliegan un número de lienzos y papeles de gran
tamaño, y una serie específica de linotipos que ilustran el poema
presocrático; algunos de los linotipos ilustran la Vía de la opinión
de los mortales, una cosmogonía a la que Parménides da forma
en la segunda parte del poema. Esta serie pictórica recoge
la comprensión esencial de mi proyecto, una verdad sencilla
y hermosa: “si queremos crecer, convertirnos en verdaderos
hombres y mujeres, tenemos que enfrentarnos a la muerte
antes de morir. Tenemos que descubrir lo que es para poder
escabullirnos entre bastidores y desaparecer”.
MV: La caverna revierte a la conocida alegoría de Platón.
FG: Parménides puso los fundamentos de la metafísica y de
la lógica, y su influencia sobre Platón fue inmensa, aunque
Kingsley sostiene que el ateniense manipuló interesadamente su
herencia y su figura. En la alegoría de la caverna, una metáfora
sobre la situación del hombre respecto al conocimiento, Platón
retoma los caminos hacia la verdad del ser de Heráclito (sobre
lo mudable) y Parménides (sobre lo eterno e imperecedero) y
los conjuga dando más validez a la vía parmenidea. La alegoría
sucede dentro de un espacio cavernoso. En ella, Platón explica
su teoría de cómo podemos captar la existencia de los dos
mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos)
que son las sombras que ven los presos en la caverna, y el
mundo inteligible (solo alcanzable mediante el uso exclusivo de
la razón) que es el mundo iluminado al exterior de la gruta. Esta
alegoría puede estar inspirada en las prácticas de incubación
que relata Kingsley. La incubación era una suerte de práctica
meditativa realizada en posición tendida y en inmovilidad
absoluta. Cuando se realizaba con maestría llevaba a la
hêsychia, a la “muerte aparente”, al sueño consciente y revelador
y a estados alterados de conciencia a través de los cuales los
iniciados en el culto de Apolo, como lo era Parménides, recibían
todo tipo de conocimientos.
MV: ¿Trasladas todo el acontecer del poema a la realidad plástica?
FG: De la acción que se desarrolla en el poema extraigo
imágenes y personajes que represento en una serie de lienzos
Mis raíces (detalle) de la serie Sobre la naturaleza. Linograbado, 70 x 100. 1/1
y papeles, entre ellos, Helíades (las Hijas del Sol), Aletheia (la
verdad), Las Puertas del Día y la Noche, Logos, Aguas radiantes,
Mariposa de fuego, El velo de maya; la representación no es
realista, la idea prioritaria es visualizar conceptos y percepciones
que las diferentes escenas invocan o lo visionario de las mismas.
Si bien, en la serie de linotipos hay un planteamiento figurativo,
en La incubación, Las yerbas de Asclepio, Árbol de la sabiduría,
Celebración de Gaia, y en todos los demás. Como has visto en
mi estudio, las técnicas y el tratamiento de la imagen es muy
distinta en los lienzos, los papeles y los grabados. De los colores
brillantes al blanco y negro; de los colores líquidos y las veladuras
al alto contraste gráfico y los sólidos negros de los lino-grabados.
Esta complementariedad se potencia de manera teatral al pintar
las paredes de la sala de negro, como un fondo unificado que
evoca la caverna, el inframundo, el subconsciente, la oscuridad, la
noche, la muerte y el silencio.
MV: Las técnicas son muy distintas, incluso el tratamiento
del color, luminoso en una serie y en otra tenebroso; pero,
curiosamente, los oscuros linotipos se asemejan a rayogramas,
invocan la luz. Todo recuerda tu inclinación hacia lo onírico.
Las Hijas del Sol, 2017. Acuarela y acrílico sobre papel, 150 x 500 cm (detalle)