14
Jugando al parchís en la Calle Décima con Avenida Séptima, Bogotá. Curso Materialización
I, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. 1998.
FG: En cuanto permite fomentar todo tipo de juegos. En otro
seminario en Bogotá desarrollamos juegos en el espacio público
para pensar en los usos de la calle, nos introdujimos en el flujo
de las cosas desde un posicionamiento más cercano al arte como
pedagogía que a la pedagogía del arte. Me interesa la educación
como la práctica de la libertad, como narra bell hooks en su
ensayo Teaching to Transgress, sobre la transgresión de fronteras
raciales, sexuales o de clase para alcanzar el regalo de la libertad.
Si antes hablamos del concepto frontera en mi obra primera,
fundamentada en las categorías espacio-tiempo bajo formas
neoconceptuales, desde entonces me he aproximado a conceptos
Volante publicitario del museo de la calle. 1998.
más concretos, políticos, en el sentido que enuncia hooks… Desde
la etapa de Colombia, y en especial desde los últimos años en
continuo contacto con el pueblo saharaui, re-busco cualquier tipo
de herramienta eficaz para romper las fronteras que nos aíslan en
la isla en que a cada rato se convierte el arte y la vida en general.
MV: En la estancia en Colombia expandes la naturaleza
comunicativa, y por ende participativa, implícita en tu práctica.
Las tácticas nómadas, el détournement o deriva (no en vano
uno de tus referentes es el situacionismo), que denominas “una
antropología subjetiva”, son parte de tu cotidiano.
FG: Retomo poéticas como la que resume una frase del
subcomandante Marcos; viene a decir que debemos
permitirnos flexibilidad para que la cuadrícula de nuestras
ideas preconcebidas pueda abollarse a base de encuentros
con la Realidad (con mayúsculas) y convertirse en una rueda
autopropulsada que conduzca el proyecto.
MV: En aquellos años tus encuentros son con una doble Realidad,
la urbana de Bogotá y la de gran biodiversidad de Colombia.
FG: Recién llego entro a formar parte del colectivo Cambalache12,
con el deseo compartido de hacer arte a través del trueque,
de la práctica de economías alternativas de la imaginación, de
acometer una búsqueda de “hechos poéticos” en el espacio
urbano, que re-signifiquen las relaciones sociales de la vida
cotidiana. Emprendimos el museo de la calle13, una actividad de
redistribución informal de objetos, que promueve el rebusque
y el reciclaje cultural, y el intercambio no monetario de bienes y
servicios; en esa deriva poética/política por barrios de Bogotá,
principalmente El Cartucho, uno de los más marginados, nos
inspiraban fuentes varias, entre ellas, Ensayo sobre el don de
Marcel Mauss. A través de un instrumento, El veloz –un carro de
balineras usado por los recicladores del barrio, y posteriormente
rifado entre sus habitantes–, corremos la experiencia de
sumergirnos y compartir historias de vida en ese lugar herido,
condenado a la exclusión social en beneficio de la gentrificación.
El carro de balineras transporta una colección nómada que va
cambiando por cada lugar que pasa debido al cambalache, y
propicia numerosas acciones (dentro y fuera del país) lúdicas,
sonoras, docentes o ediciones, con las que nos interrogamos,
entre otras cosas, por el papel del artista en el mundo real o qué
significa el arte y la “comunidad”. Entre las ediciones, dos números
del periódico El Plante, el primero es monográfico museo de la
calle y el segundo recoge el quehacer en torno a las plantas.
MV: ¿De dónde viene el nombre del periódico?
FG: De un programa de gobierno para promocionar la situación
de cultivos de coca y amapola con la intención de responder
12. Con Carolina Caycedo y Adriana García; en diferentes momentos participan Luisa Clavijo, Gustavo Sánchez, Raimond Chaves y Alonso Gil.
13. A propuesta de Adriana y Luisa. http://museodelacalle.blogspot.com.es/