Sempere en París
Dentro de la conmemoración del centenario del nacimiento del artista alicantino Eusebio Sempere y en colaboración con el MACA, Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, el IVAM plantea una exposición sobre Eusebio Sempere circunscrita a su estancia en París, un periodo de tiempo que se extiende de principios de 1949 a enero de 1960.
A pesar de los pequeños éxitos, Sempere vive tiempos difíciles, pero realiza dos series importantísimas en su trayectoria: por un lado, la serie de gouaches sobre cartulina, los llamados ‘gouaches de París’; por otro, los relieves luminosos, una suerte de artefactos con instalación eléctrica que simulan el movimiento a través de los distintos planos iluminados alternativamente donde se recortan las formas geométricas. Aunque inicia primeramente los gouaches, de factura y materiales más sencillos y baratos, los relieves luminosos conviven con ellos hasta los primeros años sesenta. Y ambos responden a la misma preocupación estética. Los relieves luminosos constituyen una de las aportaciones más importantes de Sempere al movimiento óptico y cinético. Un número muy importante de obras de estas dos series se conservan en las colecciones del IVAM y del MACA.
En París, Sempere construye un universo de relaciones personales y artísticas que son la base de su personalidad y que condicionan su talante para siempre. Sus amistades en el Colegio de España, Eduardo Chillida, Pablo Palazuelo, Salvador Victoria, Lucio Muñoz y los valencianos Doro Balaguer o Vicente Castellano. Su relación con la Galería Denise René y los artistas geométricos Vasarely, Arp, Schoffer, Soto, Sobrino, Mortensen, etc. Su contacto con artistas de las vanguardias como Kandinsky (a través de su viuda Nina Kandinsky), Braque (a quien visitaba en su estudio) o Julio González, a quien conoce a través de la amistad con su hija Roberta. También pertenece a este periodo el aprendizaje de la técnica de la serigrafía en el taller de Wifredo Arcay, artista cubano a quien conoce a través de Loló Soldevilla, pintora cubana y agregada cultural de la Embajada de Cuba en París, que es quien le introduce en los círculos artísticos de la capital francesa.
Todo ello se refleja en la gran cantidad de documentación que se conserva al respecto y que podrá verse en la exposición: álbumes de recortes, textos del artista, prensa, fotografías, conjuntos epistolares extraordinarios, correspondencia con familia, artistas, críticos, etc.