RATA 2
Un proyecto de Álvaro Porras Soriano
Lo propio de una mixtape, quizá por su carácter popular y casi anónimo en tanto que excesivamente reproducible, es exigirse a sí mismo una introducción que sirva de contexto propio y razón de ser –rompiendo la coherencia del flujo de sonidos–, con el fin de establecer un canal fuera de lo musical en el que se interpele al oyente para que tenga en cuenta al artista, venderse. La intención de este texto es esa misma, conjurar al Gangsta Grillz ante una serie de temas de ambient para que, a la forma en la que Dj Drama introducía los nombres participantes y códigos de las canciones antes de que empezaran, se produzca esta revelación de contexto.
Rata 2 (2022) es una obra de carácter calvinista1, que se diferencia del resto de obras de Álvaro Porras Soriano en que el espacio de discusión que suelen abrir sus piezas –respecto a la herencia del pensamiento moderno– ocurre de forma casi invisible, como si la conversación ya se hubiese iniciado antes de llegar. Se trata de un tema de posición. ¿Desde dónde se supone que tenemos que leer la obra? ¿En qué lugar nos sitúa? Hay dos posibles gestos: contenido y forma.
En primer lugar, desde la narrativa que propone el artista, fuera de su propia pieza (haciendo referencia al positivismo determinista moderno que proponía la autonomía, en el que seríamos capaces de volver a relacionarnos, al modo premoderno, con una obra claramente hermética y de una forma intuitiva, sin necesidad de un contexto exterior). Álvaro Porras Soriano me explicó la historia de una persona que se baja de un tren, abandona la estación y se dirige a un bosque, donde decide quemar un árbol, dando lugar a un desierto. El desarrollo de la historia parece darse como un desencanto del mundo, similar al desarrollo de la transmutación de valores que proponía Nietzsche, pero el orden parece distinto. El punto de partida permanece en el mismo sitio. Tanto el tren como la estación coinciden con el nihilismo en su forma pasiva (Camello tanto como relato de Nietzsche como modelo de tren), dentro de una organización homogénea de los cuerpos que se refleja en la espacialidad anestésica de los sonidos, en un mundo falto de sentido. La subversión comienza aquí, donde el individuo se lanza a un bosque de la misma forma en que el león nietzscheano destruiría las mitologías (crítica de la trascendencia que coincide con la génesis de la música ambient) que daban forma a los valores antiguos. Carácter prometeico de un sample que nos resulta familiar pero cada vez más vacío, como dibujando un espacio distinto.
El desvío ocurre al final. Si bien el nihilismo positivo sería un estado de creación libre de conceptos, con valores fuera de la culpa, en la mixtape acabamos en un desierto, que suena y aparece a modo de ruptura. La creación de un nuevo sujeto se ve definido por la norma, como un sonido ordenado, prácticamente militar, que resulta casi un símil del proyecto moderno y del desvío del nihilismo en nuevas formas de orden. Diversos sonidos parecen aproximarnos a formas de orden lejanas que no terminan de aparecer, haciendo del desierto una imagen-fantasma de la estación de tren.
La otra vía de diálogo que abre la obra tiene que ver consigo misma y con sus condiciones. La creación técnica de sí y la disociación narrativa2 entre sonidos casi universales y un relato concreto.
Todo vuelve a los trenes. Los primeros intentos de la construcción de una imagen ambiental también retornan a la industria ferrocarril. Podemos ver esto en la pintura de William Turner, Rain, Steam, and Speed – The Great Western Railway (1844), cuya relación entre la ferocidad mecánica se contrasta con las condiciones climáticas que se escapan al dibujo. Lo ambiental se construye desde lo técnico.
Así, podemos leer Rata 2 como un paisaje que no termina de aparecer –al igual que los ritmos que están en constante acontecer–, atropellado por una serie de sintetizadores que resuenan a un ensamblaje de pasados perdidos entre el recuerdo y la invención. La búsqueda del sonido por una euforia que no acaba de llegar, en forma de saltos en los tiempos y compases, parece lanzarnos a una anulación del tiempo, quizás por su exceso, en el que cada regreso del sample indica un desplazamiento hacia otra cosa.
Miguel Rubio Tapia
1 Calvinista en el sentido de que recupera el nihilismo del arte moderno, en el que la existencia de una obra solo referencia la necesidad de su existencia. Un carácter tautológico en el que algo es porque tiene que ser así.
2 El hecho de entender la narración como sample (en un constante retorno, pero fuera del objeto completo del que sale) recuerda a la forma de ensamblar imagen y sonido de las películas de Godard, en las que la disociación entre lo que vemos y lo que se nos está contando nos lleva a situar el sentido en un punto medio, en otra parte que no está en lo que se está mostrando. De hecho, el tracklist tiene una lectura cinematográfica, similar a la obsesión del rap de la costa Este de finales de los noventa (Notorious B.I.G y Jay-Z, principalmente) con hacer discos que se contasen como películas, en este caso, de gangsters.