Tom Otterness

The Tables

ExposiciónIVAM Centre Julio González

Una parte de la escultura de las décadas 1980 y 1990 encontró en lo narrativo su concepto, por el que la manera de expresarse era una clave estética. Las piezas se desarrollan en escenas que cuentan historias, que pretenden emular la literatura o las crónicas urbanas, que emplean un gran número de referentes (cuentos, fábulas, acontecimientos históricos novelados…) para expresarse. Juan Muñoz, Charles Simonds o Tom Otterness (Kansas, EE. UU., 1952) son claros ejemplos, asimismo, de necesitar una surte de escenografía donde ocurran estas narraciones. En el caso de The Tables (Las mesas, 1986-1987), Otterness toma varias decisiones que aumentan su voluntad de que, aquello que haya que contarse, se haga en un contexto colectivizado, compartido. La pieza consta de tres mesas de campin construidas en acero y bronce, sobre las que actúan una serie de personajes, más de cien figuras, realizados con bronce.

La estructura estipula una cierta jerarquía de escenas, con personajes principales (como el hombre que porta una hoz en la mano izquierda o maquinarias) y numerosas escenas complementarias. Los significados cabría encontrarlos en una visión algo distópica de la sociedad y el futuro humanos, mientras que la disposición, sobre las mesas, entabla un diálogo entre obra y público más cercano al juego que a la lección histórico-artística. La narración entronca con la disposición espacial que emplean los dibujos animados (Krazy Kat es una referencia indudable), así como los grandes cuentos infantiles de iniciación, como son Alicia en el País de las maravillas o Los viajes de Gulliver. La comparación con este es precisa, casi obvia, pues el tamaño diverso de los protagonistas invita a pensar en mundos de fantasía donde la estatura actúa como poder físico y simbólico.