Gilberto Zorio

ExposiciónIVAM Centre Julio González

El arte emplea lo simbólico para abordar un mismo tema desde dos posiciones distintas. Por lo general, una supone una explicación teórica de lo propuesto; la otra, concita una plasmación material de lo esperable. En pocos trabajos de arte contemporáneo se observa esto con tanta claridad y se expresa con mayor energía como en las esculturas e instalaciones de Gilberto Zorio (Andorno Micca, 1944). Canoas y lanzas en tensión; una piel de animal que se hincha y deshincha por efecto de un motor ruidoso y terco; la luz de una lámpara que se enciende para cargar la pintura fosforescente de un objeto y apagarse de nuevo, dejando la estela fantasmagórica de su rastro; lechos con estructuras de hierro y colchas de plomo; estrellas de variados materiales y con lecturas también diversas que sitúan el símbolo en el centro de un debate inextinguible entre naturaleza y cultura, entre cuerpo matérico y espiritualidad.

La primera gran exposición de Zorio en España congregó una cuarentena de obras que representaban esta pulsión constante entre lo dado y lo adquirido. La tensión entre objetos sólidos y pesados y elementos líquidos o etéreos, son parte de la simbología de un cuerpo vivo que se respalda en otro tipo de símbolos: lechos, lanzas, estrellas de cinco puntas… que completan una muy personal cosmología. Como en el caso de otros artistas asociados en un primer momento a un estilo, en su caso al Arte Povera, con Zorio nada está predicho de antemano; no pertenecer a nada ni nadie, al menos definitivamente, parece ser el sentido de su obra.