El informalismo español en las colecciones del IVAM

Dentro de la Colección del IVAM, el Informalismo ocupa un espacio cronológico relevante que se puede ubicar entre las obras y documentos representativos de las vanguardias históricas, por un lado, y el Arte pop, por otro, ambos convertidos en ejes fundamentales del acervo artístico del museo. El Informalismo emplea la abstracción para ahondar en aspectos profundos de la condición humana, emplea materiales propios del entorno próximo de los artistas y explica, desde perspectivas diferentes, la contradicción implícita entre la libertad de creación individual propia de cada autor y la ausencia de libertades colectivas en el contexto de la dictadura franquista.

El protagonismo que el arte español había tenido en el período de Entreguerras (1918-1933) con Pablo Picasso, Juan Gris, Julio González y Joan Miró, comenzó a recuperar su dimensión internacional a partir de la Bienal de Venecia de 1958 gracias a los premios otorgados a Eduardo Chillida y Antoni Tàpies. El Informalismo estableció desde entonces una postura militante que lo convirtió en un movimiento regenerador dentro del arte moderno. Tàpies, Antonio Saura y Manolo Millares, ejes de aquel resurgimiento que alcanzó las cotas más altas en el período 1956-1964, se destacaron como valores sólidos en el panorama pictórico internacional. Su trayectoria artística en estos años y posteriormente, donde cada cual ya desarrolló una línea definida y autónoma, los convierte en piezas fundamentales de esta tendencia artística que aúna tradición e innovación; lucha interior y expresividad pública. Igualmente, Chillida, que ha sido siempre coherente con su concepción de la escultura, aúna los arquetipos de la cultura vasca con la tradición de la escultura moderna. La proximidad de elementos autóctonos, tales como conciencia del territorio, recuperación simbólica y materialidad, encaja con precisión con las técnicas derivadas de procesos industriales propias de la escultura moderna y contemporánea.