Picasso

Dibujos 1899–1917

ExposiciónIVAM Centre Julio González

El dibujo en la obra de Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 1881 – Mougins, Francia, 1973) se convierte en herramienta de trabajo indispensable. No se trata de una creación auxiliar o complementaria, porque un dibujo siempre implica selección, realce de elementos; supone un acto mental. Desde su infancia, Picasso creció en un ambiente propicio para su desarrollo artístico orientado por su padre. Pero es a partir de 1893 cuando se empieza a apreciar la madurez de trazo y el dominio de los recursos técnicos, realizando dibujos de corte académico y combinándolos con otras composiciones basadas en su propia inspiración y la observación del medio que le rodea.

Con el cambio de siglo, en Picasso se producirá una reacción contra el Naturalismo filosófico y se alineará a los nuevos lenguajes artísticos que promueven las vanguardias. Ya en París, en sus obras se aprecia una primacía de los sentimientos; plasma el instante de las escenas que vive, pasando por encima de las normas de composición clásicas. El período entre 1906 y 1917 se caracteriza por una mezcla de estilos y una libertad creativa influenciada por la escultura ibérica, el arte africano y la esquematización de Paul Cézanne, una gran influencia para él y para gran parte de los artistas afincados en París a principios del siglo XX. Desde entonces, intentará reducir la naturaleza a formas geométricas, en un proceso de intelectualización y de búsqueda guiada por la intuición y la sensibilidad.

Esta exposición de Picasso, que coincide con la apertura del IVAM, tiene una importancia también simbólica por la estrecha relación que mantuvo con Julio González y las influencias mutuas entre ambos artistas. La importancia del dibujo en Picasso y González es un punto de encuentro en sus trayectorias paralelas, independientes, pero sin embargo, siempre atentas la una de la otra.