El IVAM recupera las «casas-celda» del artista israelí Absalon y plantea un debate sobre los espacios habitables
La exposición, coproducida con el CAPC Musée d’art contemporain de Bordeaux, reúne dibujos, maquetas, vídeos y esculturas
La directora del IVAM, Nuria Enguita; los comisarios, Guillaume Désanges y François Piron; y la directora del CAPC musée d’art contemporain de Bordeaux, Sandra Patron, han presentado a los medios la exposición ABSALON, ABSALON. La muestra, abierta al público a partir del 25 de marzo, propone un recorrido por la obra del artista israelí Eshel Meir, conocido como Absalon (Israel, 1964 – Francia, 1993), a través de una selección de dibujos, maquetas, esculturas, planos, prototipos y vídeos.
La exposición relaciona estas obras de Absalon con las piezas artísticas de siete creadores internacionales con las que dialoga formal o conceptualmente. Estos/as son Marie-Ange Guilleminot —compañera del artista a partir de 1990—, Robert Gober, Mona Hatoum, el coreógrafo y bailarín Alain Bouffard, Laura Lamiel, Myriam Mihindou, o Dora García.«Eshel Meir, conocido como Absalon, desarrolló un importante corpus de obra centrado en la idea del habitar, entendido aquí como la relación entre un cuerpo y un espacio, y lo realizó en un periodo muy corto de tiempo, hasta su muerte prematura en 1993 con apenas 28 años», ha destacado la directora del IVAM, Nuria Enguita, sobre el artista cuyo legado «es hoy muy influyente, no solo para el arte contemporáneo, sino también para la arquitectura y el diseño».
La exposición en el IVAM reúne algunas de sus famosas Células, que empezó a realizar en 1992. Se trata de viviendas individuales diseñadas a la medida de su estatura corporal, que él llamó cellules (celdas, pero también células) y que estaban equipadas para atender las necesidades vitales básicas: dormir, comer y asearse. «Los trabajos de Absalon, bajo el aparente minimalismo superficial de sus piezas, plantean interesantes reflexiones sobre el valor de la privacidad, en una sociedad en la que el individuo es cada vez más vulnerable, o sobre la emancipación del cuerpo físico en relación con el cuerpo social. Su propuesta era política y emancipadora, aunque más de resistencia que de insurrección», ha subrayado Nuria Enguita.
La muestra está coproducida entre el IVAM y el CAPC musée d’art contemporain de Bordeaux —adonde se exhibirá tras su paso por València— y toma su título de una cita bíblica que habla de Absalon, un hijo del rey David que se rebeló contra su padre.
La Célula n.º 1, con una superficie de 9’24 m2, da la bienvenida al visitante. Contiene una cocina, una cama y un aseo, a medio camino entre un retiro monacal y un refugio antiaéreo. El color blanco de la construcción y la estrechez del espacio que genera no permite distracciones que desvíen la atención del cuerpo. Todo parte de formas primarias, como el círculo, el cuadrado o el rectángulo. Son formas que Absalon vacía para reelaborar su interior desde una perspectiva crítica. Una vez vaciados, el artista reintroduce nuevas formas igualmente básicas, pero que aportan un rico contenido conceptual.
El co-comisario François Piron ha subrayado que «las celdas no son utópicas. Absalon planeaba instalarlas en París, Zurich, New York, Tokyo, Frankfurt y Tel Aviv para vivir en ellas por periodos de tres a seis meses, aunque su muerte prematura frustró esta parte del proyecto». Para construirlas se inspiró en las ciudades donde iban a mostrarse. En este sentido, la Célula n.º 3, que representa Nueva York, nos remite a una máquina, potenciando la visión de una ciudad en ferviente ebullición. La casa planeada para Frankfurt, la Célula n.º 5, es una habitación cilíndrica de dos plantas con forma de una torre-bunker, según la concepción que el artista tenía de Alemania.
«Las casas están hechas a la medida de Absalon. Esta forma de individualismo tiene que ver con la soledad y con el individualismo, pero también es un gesto polémico contra la sociedad, es un proyecto que propone otras leyes, otras formas de vida», matiza el co-comisario Guillaume Désanges. «En la obra de Absalon hay una crítica contra el consumismo y contra la forma de vida que nos impone el capitalismo».
A través de dibujos y recortes de publicaciones intervenidas, la exposición descubre el proceso de trabajo de estas producciones y el trabajo de abstracción que conllevan. La muestra también incluye los vídeos Bataille (Batalla) o Solutions (Soluciones), en los que el propio Absalon interactúa con el espacio. Las maquetas de las seis células, dibujos, algunos de los primeros trabajos que Absalón realizó, como la escultura Sisyphe (Sísifo), o la grabación de una performance en la que el artista grita hasta la extenuación, completan la exposición que se exhibe hasta el 23 de mayo en el IVAM.
«Reconsiderar la obra de Absalon casi treinta años después de su muerte implica reflexionar sobre su singularidad, pero también sobre su proximidad a una generación de artistas que surgieron a partir de los años noventa, que reflexionan a su vez sobre el cuerpo y la arquitectura», ha matizado Nuria Enguita. «Esos artistas plantean nociones de vulnerabilidad, pero también de voluntad, de esfuerzo y de coacción, y son fundamentales para comprender una forma de revuelta contra los condicionamientos, así como plantean la necesidad de reconstruir prácticas y espacios que son a la vez mentales y físicos. Es el caso de Mona Hatoum, por ejemplo, que plantea estas cuestiones desde una perspectiva decolonial y antirracista, y que saca a la luz los mecanismos deterministas de opresión. O las obras de Laura Lamiel y Myriam Mihindou que, al igual que Absalon, están construidas en torno a un vocabulario de objetos en función de rituales personales y son portadoras de un gran poder simbólico. La noción de blancura en estas artistas adquiere una función espiritual, asociando el espacio concreto al espacio mental», ha concluido la directora.