GILLIAN WEARING
Galería 1. IVAM. 2015
Uno de los apéndices del sujeto cognoscente –alumbrado al calor primigenio de la identidad cultural y de criterios etnológicos– proviene como consecuencia/herramienta de la autoconciencia: la máscara; objeto ceremonial y simbólico con el que la artista británica Gillian Wearing recalaba en el IVAM, durante el último tercio de 2015, erigiendo la retrospectiva de sus últimos tres lustros de trabajo –comisariada por Sacha Craddock– en acontecimiento expositivo. Su inequívoco estilo (ya reconocible y divulgado más allá de la indústrica Birmingham, la generación Sensation o los YBA, tras su premio Turner de 1997) transitaba por túrbidos e inquietantes sótanos de traumas, parafilias o episodios ocultos (almíbar catártico de la confesión bajo el amparo del anonimato), manejando conceptos de parentesco entre identidad y familia, veracidad y falsedad, evidencia y confidencia, interrogándose sobre la esfera privada y pública, sobre lo genuino y lo artificial. A la postre, una mayúscula exhibición que depositó un rutilante vestigio en mi memoria en forma de sugestiva cicatriz.
Jose Ramón Alarcón
MAKMA Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea