Disputa y pausa. Art i Context 2023-2025

IVAM Centre Julio González

Desde su origen en la Ilustración, el museo funciona como un dispositivo de control discursivo basado en la organización del espacio y la supremacía de la mirada. Este modelo contrasta con los gabinetes de curiosidades barrocos, donde los objetos se disponían según criterios personales y simbólicos, sin jerarquías ni centros, configurando estructuras rizomáticas del saber en sentido deleuziano. El gabinete proponía una experiencia sensorial e íntima con los objetos, alejada del afán clasificatorio de la Ilustración. En el siglo XIX, el museo impone recorridos coreografiados al cuerpo del visitante, promoviendo una experiencia lineal del conocimiento. A pesar de las transformaciones introducidas por las vanguardias, los modos de exhibición permanecen anclados en lógicas decimonónicas hasta finales de los años sesenta. 

La figura del comisario, encarnada en la figura de Harald Szeemann, irrumpe rompiendo con el modelo postilustrado desde finales de 1960: sustituye la cronología por la narrativa curatorial y privilegia dimensiones discursivas y afectivas. Se reactiva así la lógica del gabinete y se fomenta un diálogo visual entre obras alejadas en el tiempo, cuestionando la linealidad histórica. El comisario disputa al artista la autoría del hecho expositivo, imponiendo un modelo que perdura hasta finales del siglo XX. Con el auge de los discursos decoloniales, la figura del comisario muta hacia la del prescriptor, reintroduciendo lo histórico desde una óptica crítica y desplazando el foco desde los centros hegemónicos hacia periferias discursivas. Paralelamente, el museo de Arte Contemporáneo —surgido en los años setenta con la promesa de fomentar la creación— reproduce las mismas estructuras de autoridad, reforzadas ahora por una arquitectura espectacular que convierte al museo en obra de arte en sí mismo, disputando a las piezas su valor simbólico y ejerciendo un control sobre lo que puede o no suceder en su interior. 

Esta paradoja da lugar a una tensión persistente entre continente y contenido, que más que un diálogo es una discusión abierta. En este contexto, la producción artística contemporánea adopta con frecuencia un giro instalativo: las obras devienen mundos autónomos que, a través del diseño expositivo, se protegen del espacio que las acoge. DISPUTA Y PAUSA se sitúa precisamente en ese punto de fricción: los artistas seleccionados construyen universos escenográficos, con estructuras cercanas al worldbuilding, que establecen una relación laberíntica —a veces en consonancia, a veces en oposición— con el museo. Estos universos responden a una necesidad de refugio que toma dos formas principales: por un lado, la evasión mediante ficciones y miradas especulativas al pasado en clave íntima y, por otro, una confrontación directa con lo real, amplificando aspectos costumbristas o llevándolos a una saturación cacofónica. Así, esta exposición se configura precisamente como un espacio en disputa, donde los trabajos dialogan críticamente con la institución que los contiene. 

DISPUTA Y PAUSA es la última acción de Art i Context 2023- 2025, un programa que sigue los procesos de producción de un grupo de artistas jóvenes del contexto valenciano, que desembocan en una muestra colectiva en la que participan Bella Báguena, Pablo Bolumar, Juan de Dios Morenilla, Marco Henri, Gema Quiles y Sandra Mar.