Llorenç Barber
Músicas desconfinadas (finalmente)
El IVAM quiere devenir instrumento, paso, música inesperada y dispositivo de un sonoro arte que entre otros ‘tránsitos’ nos despierte curiosidad y atención.
Yo, músico de intemperies, campanas y alturas, recurro para solventar la situación a consultar a aquel pionero futurista que fue el Cura Castillejo, quien hace ahora 87 años (1933) construyó un aparato electro compositor capaz de “producir una sensación agradable y de nuevo y exquisito sabor, una música con sugestión de sorpresa y emocione, de misterio y de magia, una música de dinamismo que descarga chispas, que ilumina las regiones de las hadas y los magos”.
Y hete aquí que husmeando ávido las ofertas tecnosónicas descubro los sensores de presión, este es, unos dispositivos de contacto diseñados para captar ondas sonoras y traducirlas en señales eléctricas cuando algunas sustancias cristalinas sean sometidas a algún tipo de presión mecánica.
Bastará que nuestros pies se apoyen sobre el suelo en ascenso-descenso, para producir, sin saberlo, sonidos y hasta músicas interactivas.
Una escalera, un ‘hall’, gracias a la “vitalidad eléctrica” deviene aleteo de músicas que vuelan y llenan de color de armónicos un IVAM como este, que mira al futuro cual catedral de escuchas espontáneas, inesperadas, azarosas y nuevas.
Con estas decisiones, con estos modos de tratar el sonar, como materia plástica que ocupa arquitecturas, materiales y volúmenes, estamos poniendo en vida el hecho de que “se ha abierto – en palabras de Castillejo- un campo nuevo a la música para su desarrollo”.
La placa de Hardware ha sido diseñada y desarrollada por Riley García
El software ha sido creado por el artista sonoro Arturo Moya
Con la colaboración de Montserrat Palacios, Junio, 2020