Homenaje a Antoni Tàpies

Exposición

La obra de Tàpies es compleja, como la de todo genio, debido a que creó un estilo muy personal cargado de una simbología en la que encontró inspiración en signos de culturas y civilizaciones ancestrales, en la ciencia, en la poesía, en la filosofía zen, en los paisajes telúricos, en los materiales pobres y humildes, en la insurrección, en la libertad y en el compromiso político. Tàpies fue un poeta y un intelectual de las formas más imprevisibles, un expresionista contenido y concentrado en construir texturas, caligrafías, números, colores terrosos, signos misteriosos y trascendentes, y cruces y líneas ordenadas en estructuras abstractas. Como homenaje a la excelencia y a la inteligencia artística de este insigne artista, el IVAM dedica una exposición para mostrar seis de las obras más relevantes que forman parte de su Colección. La ligne rouge (Negre amb línia vermella), 1963. Técnica mixta sobre lienzo y madera. Esta pieza es un clásico de nuestra contemporaneidad que pone de manifiesto el informalismo matérico que de forma magistral encabezó Tàpies. En ella debemos percibir un genuino cruce de ideas y de caminos en el que se dan cita con elegancia la tradición constructivista, la pulsión figurativa, la experimentación con nuevos materiales y la ruptura de la bidimensionalidad en la pintura. Gran paquet de palla, 1969. Técnica mixta sobre lienzo. Como se puede apreciar en este lienzo Tàpies no muestra los objetos tal y como son, sino que los incorpora a su personal lenguaje. Esta obra forma parte de esa interpretación artística que él hace de la vida y del paisaje entendido en su simplicidad y desnudez. A finales de los sesenta y principios de los setenta, el artista intensifica su trabajo con objetos y pinceladas que parecen salirse de los límites del cuadro. Tàpies ya había trabajado intensamente con el mundo objetual desde los años 50, pero ahora lo hace de manera renovada, coincidiendo con el arte povera. Collage de cabells, 1985. Técnica mixta sobre madera. El artista compone esta obra con una técnica concentrada, una vez más, en objetos reales efímeros para elevarlos a una nueva categoría superior. Con la incorporación de cabello humano a la obra, Tàpies ennoblece las acciones asociadas a la naturaleza humana a la que le dispensó parte de sus investigaciones artísticas. Amor a mort, 1980. Acrílico sobre lienzo. En Amor a mort se muestran muchos de los juegos de opuestos que recorren la producción artística de Tàpies. El artista incorpora la palabra ‘amor’ para descomponerla y darle un significado contrario. Del mismo modo esa relación entre lo positivo y lo negativo viene marcada por los dos símbolos que incluye en los extremos del lienzo. Así mismo el contraste entre la intensidad del negro y la oportunidad de ruptura con la que inserta el blanco, sigue marcando ese camino de antónimos por el que tanto le gustó. Surface grise rosâtre aux traces noires, 1962. Técnica mixta sobre lienzo. El control intelectual con que el artista impregna las superficies de su obra en la que predominan formas monocromas siempre próximas a tonos que nos remiten a paisajes de un territorio misterioso e imaginado queda reflejada en esta obra donde las zonas ocres y terrosas ganan terreno a cualquier otra tonalidad.  El ‘no lugar’ queda retratado en esta superficie pictórica donde nos muestra un mundo hermético y místico, de difícil acceso debido a la irracionalidad de su lectura. Gris amb cinc perforacions, 1958. Técnica mixta sobre lienzo y madera. Tàpies, con estudios como éste, llegó al informalismo matérico y a la abstracción telúrica a partir de un lirismo español renacentista, con base en los poetas ascetas, enraizado posteriormente con un misticismo oriental en el que sustentó su propio y enigmático lenguaje: el de los colores térreos, el de un orden desordenado, el de silencios y vacíos, el de punzadas y brechas sobre la superficie, el de pigmentos mezclados con materiales de todo tipo, en definitiva, el de la realidad doméstica como arte. En sus estructuras y planos de carácter expansivo vemos esos contrastes tan característicos en su obra, entre espacios vacíos y silenciosos y otros cargados de tensiones formadas por masas pictóricas que provocan grietas con protuberancias en la superficie pintada. Su obra, tal y como se refleja en este “homenaje” basado en las obras más importantes de la Colección del IVAM, está construida para transformar el interior del espectador, en la que el artista se muestra como un alquimista del arte que convierte materia en sueños, minerales en poesía y formas en ideas. Desde esta perspectiva, Tàpies avanza de la nada al todo con el único y expreso deseo de encontrarse con el espectador, para que éste se deleite con unas estructuras que nunca fueron así y nunca hubieran existido de no ser por la manipulación mágica y por el corazón e inteligencia del artista que se acerca a una realidad que procura extraer la belleza pura, la idea más bella y el sentimiento más profundo. Con esta ecuación simple, a la vez que compleja, debemos entender una expresión artística, un sistema de procreación, un modo de pensamiento, una estética, una manera de interpretar el mundo y una forma de progreso que expresan una visión del universo que entiende la materia como un todo sometido al cambio y la formación constante que caracterizaban su extraordinaria obra. Gracias Maestro.