Francisco Leiro
Francisco Leiro (Cambados, Pontevedra 1957), hijo de un cantero, se inició en la escultura de manera autodidacta, influido por la imaginería popular gallega. Posteriormente se trasladó a Santiago de Compostela para aprender el trabajo de la piedra en la Escuela de Artes y Oficios. Después de realizar tres cursos en Santiago, viajó a Madrid donde asistió a clases de dibujo y modelado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.
Celebró su primera exposición en la Sociedad Cultural de Cambados en 1975. Durante esta etapa formó parte del grupo Foga, y se acentuó en su escultura la influencia surrealista y participó en varias muestras tanto colectivas como individuales. A comienzos de los años ochenta participó en las colectivas Atlántica, que aglutinaron a una generación emergente de artistas que en la década de los ochenta renovaron la plástica en Galicia. Tras exponer en Italia y Francia, en 1990 presenta su obra en la Marlborough Gallery de Nueva York, donde reside desde 1988 y donde volverá a exponer en 1992 y 1998. Desde finales de los años ochenta ha desarrollado una faceta monumental de su escultura, realizando varios encargos públicos en Santander, Vigo, Ferrol y Santiago de Compostela.
El estilo inconfundible de Leiro, aunque ha atravesado diferentes etapas, siempre ha obedecido a una figuración expresionista, mantiene como referentes fundamentales de su estilo la escultura tradicional gallega de talla en madera y las formas arcaicas de la escultura, y en sus creaciones participan el hieratismo egipcio-mesopotámico, la grandeza miguelangelesca y el expresionismo alemán. Su escultura yuxtapone formas figurativas con estructuras abstractas que dan origen a piezas de connotaciones alegóricas cuyas referencias narrativas se sitúan más allá de la historia y de la memoria, invocando una ficción irónica y atemporal. Aunque ha empleado en numerosas tallas piedra, mármol u hormigón, suele utilizar como soporte principalmente la madera (peira, maceire, ukola o teka), ya que es un material que admite fácilmente distorsiones compositivas, y que presenta una calidad especialmente expresiva para la que recurre a una talla ahondada, incisiva, a veces sumaria, a veces brutalista. Ha investigado las cualidades expresivas del contraste de materiales (madera policromada, vinilo, poliéster). El resultado es una galería de figuras humanas de fuerte dibujo, formas alteradas y movimiento exagerado. Para aumentar el efecto recurre a la policromía conectando ingeniosamente color y forma. Frente al estatismo que dominaba el espacio de sus obras anteriores, en sus piezas más recientes se produce un incremento de la sensualidad y el movimiento.
La exposición reúne alrededor de 40 esculturas que permiten una visión retrospectiva de la evolución creativa del escultor, desde 1987 hasta la actualidad. El catálogo editado con motivo de la exposición reproduce las obras expuestas e incluye textos de Santiago B. Olmo y del comisario de la muestra, Miguel Fernández-Cid. Esta exposición ha sido organizada conjuntamente por el Centro Galego de Arte Contemporánea-CGAC y el IVAM-Institut Valencià d’Art Modern.