Colección Tesoros del Arte Taíno

Exposición

*  *  * El primer ámbito, Guayacán, introduce el universo de los taínos como grupo social y como cultura. Toma su nombre de una especie de árboles proverbiales por su dureza, como una manera de señalar hacia la perdurabilidad de una cultura capaz de trascender el exterminio, derrotar el olvido injustificado y celebrar su existencia a través de un patrimonio bello y duradero. Ese significado interpela al visitante a través de la imponente figura del Cemí de la Cohoba, singular pieza cedida en préstamo para esta exposición por el Museo Arqueológico de Altos de Chavón, y de otras cinco obras emblemáticas de la cultura taína, ejemplos extraordinarios de las habilidades y los soportes materiales empleados por los taínos para realizar su arte: barro, hueso, concha, piedra y madera. Complementa este ámbito un oportuno material gráfico destinado a informar acerca de los taínos, su historia, sus movimientos migratorios y su cultura, así como una obra de arte contemporáneo con referencias muy claras a la cultura taína y piezas de artesanías neo-taínas creadas por artistas y artesanos dominicanos de hoy con el objetivo consciente de recuperar y celebrar la memoria taína. Con esto, el ámbito quiere dejar claro que la contemplación de los maravillosos objetos desplegados en toda la exposición sugerirá una conexión continua con el presente. *  *  * Huracán, el segundo ámbito, muestra el intenso y sabio diálogo que los taínos sostuvieron con su medio, como resultado de su intento por penetrar en los secretos de un entorno plagado de amenazas y potencialidades. Esto se logra a través de un conjunto de utensilios creados por los taínos para actuar sobre la naturaleza o que la representan de múltiples formas, y que en esta ocasión son expuestos junto a un audiovisual que recrea el espacio del manglar (importante escenario de habitabilidad para los taínos) y los huracanes, ambos en representación de los principios que equilibraron el imaginario cultural taíno: la calma y el caos. Las significaciones y el simbolismo asociados a la naturaleza fueron la base para la creación material y espiritual de la cultura taína, que llegó a acumular una enorme sabiduría en este fundamental aspecto de la vida. Tan amplio y tan pertinente fue ese “eco-conocimiento”, que resultó decisivo para que los restantes grupos humanos (principalmente los europeos y africanos) aprendieran a vivir en los territorios del actual Caribe. No es casual que en el español contemporáneo de las Antillas, y aún más lejos, haya sobrevivido una gran cantidad de palabras taínas relacionadas con la naturaleza y el trabajo, algunas de las cuales aparecen reproducidas en las paredes de este ámbito y el siguiente. *  *  * El tercer ámbito se organiza en torno a los objetos construidos por los taínos con el propósito de producir bienes para su consumo y que, a pesar de su carácter utilitario, poseen un alto grado de elaboración en lo que se refiere a su estilo y diseño. De ahí que a este ámbito se le haya nombrado conuco, palabra con la cual los miembros de ese grupo social aborigen designaban el área destinada a sus sembradíos y que el discurso curatorial presenta por medio de dibujos hechos durante la época colonial. Estos dibujos son contrastados con fotografías de labores agrícolas en el campo dominicano durante el siglo XX, como un modo de resaltar la pervivencia de las prácticas productivas taínas en la vida del Caribe. Con un propósito semejante, el ámbito incluye un cibucán, objeto que los actuales indígenas de la Amazonía emplean para exprimir la yuca y elaborar el casabe, tal y como hacían los taínos. Junto a este, los instrumentos utilizados hoy en la producción, consumo y comercialización del casabe en la República Dominicana, así como imágenes contemporáneas de esos procesos productivos, hacen evidente la pervivencia de una de las manufacturas más importantes dentro del universo de los taínos. Los altos niveles actuales de consumo del casabe en toda la República Dominicana y la casi invariable manera de producirlo constituyen ejemplos concretos de la perdurabilidad de la cultura taína. *  *  * Bajo el nombre de Cemíes y cohoba, el cuarto ámbito de la exposición tiene su centro en los objetos creados por los taínos para sus prácticas rituales. Se trata de un arte funcional, que combina de manera magistral tecnología, creatividad, credos religiosos y aspectos de su jerarquía social. Para lograr una lectura razonada de este arte derivado de prácticas animistas, la primera parte del ámbito muestra una impresionante selección de cemíes elaborados por los taínos para representar a sus dioses, así como de objetos en forma de amuletos destinados a buscar la protección de esas divinidades. La segunda parte del ámbito intenta captar algunas de las prácticas a través de las cuales los taínos desarrollaron sus creencias. Es el caso de la proyección de imágenes de petroglifos, que los taínos grababan en las piedras que delimitaban sus plazas ceremoniales, así como la representación de varios enterramientos taínos, con el objetivo de mostrar las maneras en que estos sepultaban a sus difuntos. El final de este ámbito presenta el ritual de la cohoba y sus objetos asociados, que servían a caciques y behíques para entrar en trance después de haber aspirado polvos alucinógenos y de haberse purgado a través de un vómito ritual. Este espacio del misterio se complementa con la proyección de pictografías que los taínos realizaban en las paredes de las cavernas para rendir culto a su panteón de divinidades. *  *  * A la dinámica social de los taínos y su vida doméstica está dedicado el quinto ámbito, denominado Batey y bohíos. Muestra grabados de época de las viviendas taínas, junto a fotos de casas campesinas dominicanas tomadas en el siglo XX, en cuya comparación es posible apreciar el uso de materiales, formas y técnicas constructivas heredadas de los indígenas precolombinos. Delante de estas imágenes se presenta una surtida selección de objetos creados por los taínos como instrumental para apoyar sus actos de socialización, muchos de los cuales conllevaban un fuerte sentido simbólico que los convertía en representaciones de poder y jerarquía social. Parte de este último ámbito aparece cubierto por una fotografía panorámica que cuelga y representa un techo de cana tal y como se vería desde el interior de un caney. En busca de reforzar la conexión entre esas prácticas sociales y todo el imaginario que las acompañaba con la vida doméstica de hoy, el ámbito cierra con un conjunto de objetos de cestería, alfarería, etc., realizados en la actualidad por artesanos dominicanos que siguen utilizando formas y técnicas taínas en su trabajo. De igual manera, se presenta un altar propio de la religiosidad popular dominicana actual donde es posible apreciar, junto a otras piezas de origen hispánico y africano, objetos de la ritualidad taína resemantizados por las nuevas creencias. *  *  * De las relaciones con la naturaleza a la producción de bienes de consumo, y de ahí a las prácticas rituales y la vida doméstica… El tránsito que propone Tesoros del arte taíno intenta un discurso que sea capaz no solo de dar relevancia a los valores alcanzados por dicho arte, sino de mostrar también la delicada articulación que ese grupo humano consiguió entre las manifestaciones de su vida social y sus expresiones creadoras, que han llegado hasta nosotros contra viento y marea para proponernos un diálogo con el presente.