Antonio Mingote
La vida cabe en un dibujo
El IVAM presenta una exposición retrospectiva que recoge el trabajo del humorista gráfico, escritor, periodista y miembro de la Real Academia de la Lengua Antonio Mingote (Sitges, 1919). La muestra retrata el universo del polifacético dibujante, haciendo un repaso de su dilatada carrera a través de dieciocho pinturas y más de noventa dibujos, portadas de revistas e ilustraciones, que abarcan un periodo de tiempo comprendido entre los años cuarenta y la actualidad.
La obra de Antonio Mingote traza una crónica sentimental de más de medio siglo de la historia de España. Sus viñetas concentran a la vez reflexión y crítica, pensamiento y crónica, humor y cuadro de costumbres. Antonio Mingote inició su carrera como humorista gráfico en la revista La codorniz en 1946 y poco después publicó su primera novela, Las palmeras de cartón. En 1953 inició su colaboración con el diario ABC, colaboración que perdura en la actualidad. También dirigió por esa época, la revista humorística Don José. Escribió para el teatro, para televisión y guiones de películas como Soltera y madre en la vida, Pierna creciente, falda menguante, Hasta que el matrimonio nos separe, o su sátira política Vota a Gundisalvo. Posteriormente escribió su segunda novela, Adelita en su desván. En 1967, la Editorial Prensa Española instituyó un premio a los trabajos de humor y periodismo gráfico que lleva el nombre de Premio Mingote, uno de los más prestigiosos del periodismo español. La obra más elocuente y filosófica de Mingote, Hombre solo, aparece en 1970.
Entre los numerosos galardones que ha recibido cabe destacar su nombramiento como miembro de la Real Academia Española en 1987 y la concesión de la Medalla de Bellas Artes en 2007. También ha sido nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá de Henares y por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Dentro de los diferentes registros que adopta el humor de Mingote (el cirujano de la actualidad política, el surrealizante, emparentado con toda la edad dorada del humorismo español, junto a Ramón Gómez de la Serna, a Tono, a Jardiel, a Miguel Mihura; el azote de las severidades morales; el crítico de la injusticia social, el dietarista de la vida cotidiana, el intérprete gráfico de El Quijote) destaca, dentro de la unidad absoluta de su universo propio, el vitalismo de su actitud por encima de cualquier otra característica. El humor de Mingote, a pesar de su ironía y acidez mesuradas, nunca cae en el sarcasmo, la negrura o el nihilismo, produciendo por ello sus viñetas un efecto reconfortante en el lector.
Antonio Mingote es un humanista del humor, y aunque su humanismo puede ser trágico a veces, ya que refleja la realidad, el autor siempre nos administra un lenitivo en forma de chiste. Los personajes de Mingote poseen el don de la corporeidad. El espectador los siente, al verlos, como congéneres, produciéndose un efecto de identificación y empatía, por el cual el mundo de Mingote se transforma en un espejo en el que el espectador puede mirarse y realizar su particular catarsis de prejuicios o lugares comunes.
El trabajo de Mingote, a pesar de estar recogida una parte de él en distintos volúmenes famosos, es disperso por su propia naturaleza. Esta exposición apenas constituye una muestra de la prolífica y poliédrica obra del autor, pero resulta perfecta para sugerir la riqueza del personaje, de la persona, sustentada en los dos basamentos de todo su trabajo: el talento del dibujante –la fuerza pictórica– y la inspiración de naturaleza literaria. Mingote es el más literario de los dibujantes y el más dibujante de los escritores. Aunque en sus inicios sus viñetas fueron de trazo más convulso, con más raya, con más tinta, con mayor mancha en el recuadro, Mingote pronto adquirió su inconfundible estilo de línea clara, de perfil definido, que ha mantenido hasta hoy. Hay en su obra un equilibrio entre lo dibujado y lo escrito, entre lo pensado y aquello que se representa. El chiste de Mingote conjuga con maestría la palabra y el dibujo.