Andreu Alfaro
La exposición se compone de noventa y dos piezas realizadas desde finales de la década de los cincuenta hasta el presente, siguiendo el criterio de incluir obras particularmente representativas de cada uno de los períodos por los que ha discurrido la trayectoria del artista y de las series más relevantes de cada uno de ellos. Con motivo de la exposición, el IVAM ha organizado un taller didáctico sobre la obra de Andreu Alfaro. La actividad de este taller propicia la inmersión en los procesos creativos y el análisis de los mecanismos expresivos del artista. Los participantes en el mismo trabajan sobre los aspectos formales y espaciales de las esculturas públicas de la serie Generatrices y, en una segunda actividad, realizan una escultura de formas sintetizadas, un “dibujo en el espacio”. El taller desarrollará su actividad de martes a viernes para grupos con visita concertada, y los domingos por la mañana dirigido a un público familiar.
Uno de los aspectos que más llama la atención en la trayectoria de Andreu Alfaro es la enorme diversidad de sus orientaciones, su capacidad para trabajar con los más distintos materiales en función de unos designios dispares, que igual han podido ser de carácter abstracto o geométrico como estilizadamente figurativo. De hecho, lo que permanece como fundamento de toda su obra es el dibujo en cuanto que lenguaje plástico y simbólico, a través del cual Alfaro concibe sus esculturas como proyecciones de la línea en el espacio tridimensional.
Andreu Alfaro (Valencia, 1929) inició su actividad artística como dibujante y pintor en la segunda mitad de la década de los cincuenta, realizando sus primeras exposiciones individuales en 1957 y 1958. Desde sus primeras esculturas de 1958 evidencia su firme compromiso con la experimentación formal que le emparenta con la escultura de herencia constructivista que en ese momento se hacía en Europa. En 1959 se integra en el Grupo Parpalló, contribuyendo a su reorientación ideológica hacia un arte analítico que entonces se denominó normativismo.
Artista de una trayectoria cambiante y diversificada, ha mantenido, no obstante, ciertas concepciones básicas tales como la asimilación en la creación artística de la metodología de los procesos y materiales industriales, y el convencimiento de que la escultura debe servir para simbolizar actitudes o argumentos colectivos. Hasta mediados de los años sesenta trabaja tanto en hojalata y alambre como con varillas y planchas laminadas de uso industrial, componiendo formas geométricas en las que el espacio forma parte consustancial de las obras. En estos primeros años, la influencia teórica de Oteiza es importante. Durante la segunda mitad de los sesenta, su lenguaje se hace más sintético, sintonizando de una forma precoz con la estética minimalista; al tiempo que realiza piezas en madera, enfrentándose por vez primera con la materia en cuanto masa, problema tradicional de la escultura al que Alfaro no concederá en lo sucesivo demasiada atención. En la década de los setenta se da a conocer a un público más amplio con unas obras en plexiglás de color que explotan con habilidad las posibilidades plásticas de la simetría y la repetición de formas geométricas. Estas piezas producen sorprendentes efectos ópticos y cinéticos que integran al autor, de modo peculiar, en estas corrientes.