Ignacio Pinazo en las Colecciones del IVAM
Una cuestión fundacional del IVAM es definir el punto de inicio histórico de su colección. La modernidad incluida en su nomenclatura no siempre es fácil determinarla —ni definirla conforme pasan las décadas— en relación con las vanguardias históricas, por ejemplo; punto clave para entender el devenir del arte contemporáneo desde entonces. Con la inclusión de Ignacio Pinazo (València, 1849 – Godella, 1916) en las colecciones del IVAM, se admite el final de un proceso transformador en la representación de la realidad. A partir de la expansión de la fotografía en la segunda mitad del siglo XIX, la pintura asume otras responsabilidades al margen de su disciplinada condición testimonial. Desde entonces el tiempo y la velocidad comienzan a interactuar con las pinceladas y los colores; con las formas que se desmoronan o solo se dejan intuidas, como imágenes fugaces fijadas infinitesimalmente en las retinas.
Ignacio Pinazo significa ese avance y esa pretensión. Asimismo, conforme su pintura discurre paralela al desarrollo técnico de la sociedad, encaminada a acelerar sus registros, sus cuadros van centrándose en partes concretas de los referentes que trata. Restos de lienzos y tablas quedan sin pintar, desnudos, ampliando el campo de análisis no solo a lo representado, que se desparrama o se deja meramente intuido, sino también al ámbito espacial que lo rodea. De entre los focos artísticos que surgieron en el contexto español en el cambio del siglo XIX al XX, el núcleo valenciano, fomentado alrededor de la Academia de Bellas Artes de San Carlos, fue numeroso y muy significativo. Pinazo es, sin lugar a dudas, uno de sus principales representantes.