Alain Kirili
Homenaje a Julio González
Diseñada por el escultor francés Alain Kirili (París, 1946) esta exposición tiene como objeto la revisión de los fondos de Julio González a la vez que constituye un diálogo entre las piezas de ambos artistas. Presentamos diecisiete esculturas y cuatro dibujos de Alain Kirili en comunión con la selección de obras de Julio González realizada por él mismo.
Tras su formación en arte europeo y americano a través de las colecciones de los grandes museos de Estados Unidos, Alain Kirili escribe textos sobre la teoría y la práctica del arte, influido por su asociación con el grupo Tel Quel, de París. Es en 1972 cuando realiza sus primeras esculturas en cinc, hierro y terracota, y a menudo emplea distintas combinaciones de técnicas mixtas. Más adelante su interés se centra en el hierro y la forja al experimentar con esta técnica en el taller de Florian Unterrainer. Su obra se sitúa dentro del espiritu del post-minimalismo con ausencia de volúmenes, líneas filiformes y juegos de equilibrio. Admirador de González y de David Smith, ambos artistas ejercen una gran influencia en sus obras realizadas en hierro. La escultura de Alain Kirili se caracteriza por la renovación de los medios y los materiales tradicionales como son la terracota, el hierro fundido, la escayola pintada o el bronce, y transforma los materiales contemporáneos como el aluminio y la resina. La diversidad de medios y la dimensión espiritual de su creación son también rasgos característicos de su obra como reflejan por ejemplo, sus colaboraciones con músicos de jazz americanos en sus instalaciones.
La obra de Alain Kirili forma parte de la colección permanente de prestigiosas instituciones, ha realizado además varios encargos públicos entre los que se encuentran las esculturas para el Jardin des Tuileries de París y la Abadía de Montmajour. Su trabajo se ha expuesto en numerosas exposiciones colectivas y monográficas desde 1975 tanto en Europa como Estados Unidos. La gran originalidad de esta muestra reside en el diálogo y la confrontación de las obras de Kirili con el arte de Julio González y más concretamente con su producción en hierro.