El IVAM indaga en la generación de pioneros que rompió con el sorollismo y renovó el arte valenciano en los años cincuenta
• ‘Atreverse a más. València antes del arte normativo. 1947-1960’ reúne 200 obras de artistas y colectivos como el grupo Z, el Grupo Los 7 y el Grupo Parpalló
• La investigación ha hallado piezas inéditas pertenecientes a coleccionistas valencianos que se incluyen en la exposición
El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) ha presentado la exposición ‘Atreverse a más. València antes del arte normativo. 1947-1960’ que reúne más de 200 obras de cincuenta artistas que rompieron con el academicismo decimonónico y el sorollismo imperante, propiciando la renovación del arte valenciano de los años cincuenta.
“La exposición es fruto de una investigación por parte de los comisarios, Joan Ramón Escrivà y Nacho París, que durante dos años han rastreado los trabajos de artistas y colectivos que abrieron una brecha en la tradición academicista del momento”, ha explicado Blanca de la Torre sobre la muestra que abarca un arco cronológico desde 1947 hasta 1960. “Este período ha sido tradicionalmente considerado como tierra yerma en lo cultural, pero la cantidad de artistas representados y la variedad de lenguajes propuestos desmienten esa idea”, aseguró.
La secretaria autonómica, Pilar Tébar, ha destacado que la muestra incluye piezas “inéditas” que habían permanecido ocultas y que los comisarios han descubierto en el transcurso de la investigación, como el importante hallazgo a última hora del conjunto artístico del colegio El Pilar. “Es una exposición que tiene mucho que aportar sobre este período”, añadió.
La directora del IVAM ha apuntado durante la presentación que el título, ‘Atreverse a más’, “procede de uno de los escritos de Manolo Gil, cuya obra y postulados teóricos articula en buena medida la exposición que pretende también ser un homenaje a su figura por el centenario de su nacimiento en 2025”. Manolo Gil fue uno de los impulsores del Grupo Z, del que también formaron parte Jacinta Gil, José Vento, Custodio Marco, Federico Montañana, Manuel Benet, Carmen Pérez Giner y Ricardo Zamorano.
“Eran estudiantes que se organizaron contra el academicismo absurdo de orientación sorollista impartido desde la Escuela de Bellas Artes de San Carlos”, ha detallado Nacho París sobre la primera sala que muestra este “contrasorollismo” de colectivos como el Grupo Z o el grupo Los 7, formado por Vicente Castellano, Fillol Roig, Joan Genovés, Vicent Gómez García, Ricardo Hueso, Joan Llorens Riera y Josep Masià Sellés -más adelante se añadirían Joaquín Michavila, Ángeles Ballester y Eusebio Sempere-. Junto con el Grupo Parpalló “estos colectivos fueron protagonistas de ese proceso de reconstrucción cultural y de la recuperación de algunos de los postulados de la vanguardia”, destacó París.
El intento de renovación del arte valenciano se produjo en el contexto de un nuevo urbanismo que se traduciría en numerosas intervenciones públicas. En esa línea, la exposición “aborda la importancia del arte sacro que, paradójicamente, resultó ser una vía de difusión de las nuevas formas de expresión artística”, ha relatado por su parte Ramón Escrivà.
Este fenómeno de la renovación de las artes de la Iglesia corrió en paralelo a la construcción de nuevas parroquias, como la de San Francisco de Asís en Oliva, la de San Nicolás de Bari en el Grao de Gandía -que cuenta con un mosaico cerámico en el Altar Mayor del escultor Nassio Bayarri-, o la de la Virgen del Remedio en Valencia, con obras de Joaquín Michavila, Nassio Bayarri y Esteve Edo. “Esta iglesia es un extraordinario ejemplo de la simbiosis entre el trabajo de un arquitecto comprometido con la renovación del lenguaje constructivo y un grupo de artistas vinculados al Grupo Parpalló”, señaló el comisario.
La exposición también muestra la irrupción de la arquitectura hotelera con la aparición de los primeros hoteles, como el Recatí o el Bayrén. “Eran edificios racionalistas en los que intervinieron de nuevo los artistas de la época propiciando el boom de la arquitectura del ocio”, ha sentenciado Escrivà.
Otro de los apartados de la muestra está dedicado a la importancia que tuvo el muralismo para los artistas de esta generación en obras arquitectónicas clave de la Comunitat Valenciana de los años 50, como los murales de Manuel Baeza para los pabellones de baño de la playa de El Postiguet en Alicante, los bocetos de Manolo Gil para la Universidad Laboral de Tarragona o la intervención de Jacinta Gil en el Centro de Estudios Norteamericano de Valencia.
Sobre el intenso debate de la época entre abstracción y figuración, los comisarios concluyen que “fue una separación profundamente maniquea”. El debate también afectó a la jerarquía eclesiástica que apostará por impulsar en las artes de la Iglesia una figuración amable y estilizada de raíz metafísica frente a obras abstractas o expresionistas que “transmitían un grado insoportable de violencia”, según palabras de Ramon Escrivà.
La exposición concluye con la irrupción del Grupo Parpalló, un colectivo que supo aglutinar entre sus filas a pintores, escultores, críticos de arte, arquitectos e interioristas. “Fue el intento más importante de impulso a la modernización artística en la ciudad de Valencia”, resumió Nacho París.

