Premio Internacional Julio González

Bernar Venet

ExposiciónIVAM Centre Julio González

En la edición correspondiente al año 2012, se ha estimado conveniente proponer el otorgamiento de la distinción al artista Bernar Venet, en reconocimiento a su labor en el campo de las artes plásticas, y su aportación al arte moderno. Bernar Venet, artista francés, centrado en la creación minimalista y conceptual cuya trayectoria artística al querer entender más allá de lo concebido reexaminando la naturaleza y la realidad ha desarrollado escultura, performances, fotografía, música y pintura basándose en el poder de las matemáticas como desarrollo creativo.

Bernar Venet nacido en 1941 en Saint-Auban, en el sur de Francia, la atracción de Venet por el arte se hizo evidente a una edad temprana. A los 17 años, Venet se mudó a Niza y trabajó como escenógrafo en la Opéra de Niza. Su carrera pictórica arrancó a principios de los sesenta junto a otros artistas franceses del movimiento del Nouveau Réalisme (Nuevo realismo). En los sesenta Venet buscaba lo “neutral” a través de lo abstracto, creaciones auto-referenciales que solo expresaban su propia realidad objetiva, matemática, técnica, concreta, industrial. Véanse Pile of Coal (1963), las pinturas Tar  y los Cardboard Reliefs (1963-65), el cortometraje titulado Asphalt (1963) o las piezas “no visuales” sobre cinta magnética (1967)… Estas son obras de arte cuya producción, en algunos casos, el artista relegó a terceros y no quiso ver hasta que ya habían sido finalizadas para que pudiesen existir de forma pura, para sí mismas, ajenas a la subjetividad del artista.

En 1963 Venet se deshizo de la d de su nombre (de Bernard a Bernar) para sentirse más cercano a la palabra noir (negro) en francés y así estar en una mayor armonía con el negro que dominaba las obras de esa época, que se alimentaban de carbón y alquitrán. A pesar de las exposiciones sobre su obra que organizó el Musée d’Art Moderne de París y los primeros signos de que su trabajo estaba cosechando reconocimiento, Bernar “se moría de hambre” y no en el sentido figurado de la palabra. No tenía elección. Para él, la supervivencia pasaba por el exilio en Nueva York, donde Arman le proporcionó un lugar donde quedarse en su apartamento, que antaño había sido el estudio de Tinguely. “No vivir en Nueva York suponía estar fuera del circuito. Todo sucedía allí. Conocí a gente que estimuló mi imaginación. Había tal concentración de artistas, galerías, coleccionistas; tenía que ir allí y vivir para evaluar las cosas y entender la condición del artista. En ese ambiente aprendí disciplina, a ser exigente”.

Nueva York también fue un acelerador. Tras cinco años, Venet fue objeto de una retrospectiva. Venet estaba empeñado en oponerse al expresionismo abstracto estadounidense, liderado por Pollock y sus emocionales pinturas de goteo o Rothko y su búsqueda de la espiritualidad. Pero el francés, un inmigrante en Nueva York, tampoco se identificaba con la abstracción lírica europea de Mathieu o Hartung. En 1966, la apareció por primera vez la forma arqueada en su obra, no como un gesto deliberado sino como el resultado de funciones matemáticas (The Straight Line D’ Represents the Function y=2x+1).

En la obra de Venet, la esencia del arte es el concepto. Pero un concepto que ha ganado en humanidad y metafisicalidad con los años. En 1970, Venet dejó de crear por motivos teóricos. Llegó a un límite en su exploración de lo neutral. Decidió abandonar el arte para siempre. Incluso había planificado su retirada cuatro años antes… Tras llevar a cabo el último de sus proyectos (obras destrozadas en su ausencia), el 31 de diciembre de 1970, para ser precisos, puso fin a su actividad como artista. ¿A qué se dedicó Venet? Enseñó y aprendió. “Yo tenía un título de secundaria y empecé por leer semiología y filosofía. Construí herramientas intelectuales que me permitieron analizar críticamente mi propia obra”.

Durante este proceso de cuestionamiento de sí mismo y de su trabajo, la necesidad visceral de crear empezó a resurgir. “El arte es mi vida”, admitió Venet, que se sintió simultáneamente derrotado, resignado y feliz. Fue una década más tarde cuando la línea, en todas sus formas (curva, recta, ángulo), hizo su aparición y se convirtió en protagonista de su obra; aún hoy alimenta su trabajo. Fue en ese momento cuando el artista se despidió de la neutralidad. “Volví a mis obras”, admite Venet, porque la línea le permitió elevar la pregunta fundamental de la presencia de la racionalidad humana en un mundo en el que solo existe el caos. Estas dos realidades complementarias entraron en conflicto y en acción cuando Venet empezó a hacer sus Accidents y, con un simple impulso manual, derrumbaría, como si de fichas de dominó se tratasen, quince toneladas de barras de metal que se apoyaban contra una pared. La línea, un concepto elemental, nos dice todo sobre la totalidad del mundo. No es un recurso estilístico, insiste el artista. Venet lucha contra el estilo. “Cuando creo obras de arte no creo un autorretrato”, dice, todavía marcado por su inicial búsqueda de la neutralidad. El estilo es un método, una marca que se reproduce para responder a las exigencias del mercado.

A finales de los setenta, su desarrollo formal lo llevó a la escultura. En concreto 1979 marcó un antes y un después en la trayectoria de Venet porque fue entonces cuando emprendió la serie de relieves de madera Arcs, Angles, Straight Lines y creó la primera de sus Indeterminate Lines. Ese mismo año el National Endowment for the Arts le concedió una beca. En 1994 Jacques Chirac, por entonces alcalde de París, invitó a Venet a que presentase doce esculturas de su serie Indeterminate Line en el Campo de Marte. Las piezas posteriormente se embarcarían en una gira mundial que las llevaría por Asia, Europa y América del Sur y del Norte. Esta exposición itinerante internacional sigue su curso y sus últimas paradas han sido Houston, Texas; Auckland, Nueva Zelanda; Hong Kong, y visitarán Marsella este verano.

Hasta la fecha, el número de exposiciones individuales de Venet asciende a nada menos que 250. Su obra forma parte de los fondos de más de 70 museos en todo el mundo, entre ellos instituciones tan notables como el Museum of Modern Art de Nueva York, el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, el Centre Pompidou de París y el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles. En 2008 Sotheby’s invitó a Venet a que instalase veinticinco esculturas de gran tamaño en los terrenos del Isleworth Country Club, cerca de Orlando, Florida; era la primera vez que la institución exponía y apoyaba a un solo artista con obras de tal escala. Recientemente museos como el Museum Küppersmühle für Moderne Kunst de Duisburgo, Alemania; el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM); el Seoul Museum of Art (SOMA) de Seúl, Corea; el Hôtel des Arts, de Toulon, Francia y el Mücsarnok Kunsthalle de Budapest, Hungría, han organizado retrospectivas de su obra. Bernar Venet también ha recibido encargos para la creación de esculturas de instalación permanente en Auckland, Austin, Bergen, Berlín, Denver, Ginebra, Neu-Ulm, Niza, Norfolk, París, San Francisco, Seúl, Shenzhen, Estrasburgo, Tokio, Toulouse y, más recientemente, en la Gibbs Farm en Nueva Zelanda.

En el verano de 2011, Bernar Venet desveló sus esculturas monumentales en una exposición individual en el reputado Palacio de Versalles de Francia, convirtiéndose en el cuarto artista contemporáneo que disfrutaba de ese honor. Durante cuarenta años, Bernar Venet, artista polifacético y de renombre internacional, ha producido esculturas y también pinturas, poemas, películas, performances, mobiliario y composiciones sonoras. Se han publicado numerosos estudios y monografías sobre su obra en múltiples idiomas, entre ellos, francés, inglés, español, portugués, alemán, húngaro, chino, japonés y coreano, firmados por historiadores del arte tan destacados como Barbara Rose, Donald Kuspit, Carter Ratcliff, Thomas McEvilley, Catherine Millet y Achille Bonito Oliva, entre otros. Venet ha participado en importantes citas artísticas como Documenta en 1977, así como en las bienales de París, São Paulo y Venecia. En junio de 2012 el diccionario Larousse incorporó una entrada biográfica sobre Venet, que es miembro de la European Academy of Sciences and Arts y también ha sido objeto de distinguidos honores como el Commandeur des Arts et des Lettres y la Chevalier de la Légion d’honneur en Francia. En 2013 recibirá el prestigioso Premio Internacional Julio González en el IVAM.