La escultura en la Colección del IVAM
La escultura ocupa un lugar destacado en el programa expositivo del IVAM así como en sus colecciones. No podría ser de otro modo en un centro que alberga los mayores fondos de obras de escultores imprescindibles como Julio González, Gerardo Rueda o Miquel Navarro.
La escultura, desde el amanecer del anterior siglo, protagonizó una ruptura rotunda con el pasado y su tradición, similar a la experimentada por la pintura. Los profundos avances científicos y su repercusión en el progreso industrial, así como la aportación de filósofos y pensadores, repercutió de manera profunda en el desarrollo de la escultura contemporánea, dando lugar a una gran diversidad de corrientes y de tendencias. Así, el siglo XX se inauguraba con la pérdida de la proyección monumental de la estatuaria. Sin embargo, hoy podemos afirmar que asistimos a un desarrollo de la escultura pública monumental sin precedentes: en nuestras ciudades, en nuestros hábitats naturales, la escultura protagoniza uno de los símbolos con mayor poder de innovación y transformación de nuestro entorno. Pero, sin lugar a dudas fue la incorporación de materiales industriales como el hierro, el nacimiento de la abstracción, la investigación del vacío o la eliminación de pedestales los factores principales que intervinieron en la creación de los nuevos lenguajes que se integraron en la escultura contemporánea.
La exposición La escultura en la Colección del IVAM descubre los principales logros y retos a los que se ha enfrentado esta disciplina a lo largo del siglo XX, de ahí que el discurso expositivo esté planteado como un paseo, no cronológico, que se asoma a los espacios creativos e imaginativos que la escultura del pasado siglo y del presente ha ido cubriendo.
Un primer capítulo se ocupa de la talla ancestral como técnica artística recuperada por la vanguardia, y del tema también arcaico de la maternidad a partir de la importancia que este motivo adquirió en la obra de Julio González. Un segundo capítulo se inicia con un grupo de esculturas que abordan el fenómeno de la pérdida del pedestal, obras que han encontrado en otras superficies, como el suelo, los muros o el techo, su lugar común de residencia. Un tercer escenario de esta muestra está destinado a analizar los profundos vínculos entre la escultura de raíz constructiva y la arquitectura. La investigación plástica tridimensional sobre el cuerpo humano ocupa un lugar destacado en esta exposición. Esculturas figurativas hieráticas, torsos y cabezas dialogan para desvelar enigmáticas metáforas. El último apartado de la muestra está destinado a analizar la escultura como ensamblaje y la poética de la materia.