James Turrell
James Turrell nace en 1943 en Los Angeles, California y desde 1961 hasta 1965 estudia sicología, matemáticas, historia del arte y otras asignaturas científicas como geología y astronomía en el Pomona College en Claremont, California. Más tarde, participa en un programa experimental en la University of California, Irvine, en el que sus investigaciones combinaban el arte y la tecnología.
James Turrell ha estudiado con pasión la forma con la que el ser humano percibe la luz y, a través de ella, la concepción que éste aprehende del espacio. Durante su larga carrera, Turrell ha convertido la luz en un objeto con el que extraer e implementar la sensualidad emanada de nuestras sensaciones y, por defecto, la vivencia placentera y la reflexión derivada de ellas. Todo unido a grandes dosis de espiritualidad al modo en que las sociedades más primitivas lo hicieron sin el uso de la tecnología. Como explica el artista, “Es importante modular tanto la luz como el sonido. Apreciamos la luz experimentando también su ausencia” Y la pregunta que formula y dirige al espectador es: ¿qué estoy viendo realmente y qué siento?.
Su trabajo más reciente explora la desaparición de las barreras en la arquitectura existente a través de las instalaciones de luz. Según Turrell “solo usando la luz puedes controlar la percepción visual en cualquier momento […] Por eso mi trabajo esta intrínsicamente involucrado con la creación de la estructura espacial. Normalmente esto se hace con materiales físicos, hormigón, acero o cristal, pero yo lo hago con la luz”. Turrell, como el arquitecto Louis Kahn, trabaja con la certeza de que “la luz natural proporciona emoción según como se la deje entrar y modificar el espacio a través de sus matices durante las diferentes horas del día y de las estaciones.”
Estas experiencias se reflejan en la pieza que realiza exclusivamente para el IVAM, donde el artista crea un Skyspace, un espacio cerrado pero abierto al cielo. El tratamiento de la luz interior hace que el cielo aparezca en el mismo plano que el techo de la habitación, justamente en la intersección entre el espacio interior y el exterior. La percepción del cielo va cambiando según el día transcurra, del alba al anochecer. Recorriendo las instalaciones que realiza en la galería 1 del museo, la percepción del espacio se modifica así cómo los cambios de intensidad lumínica son percibidos desde la oscuridad. Las instalaciones que realiza para el IVAM se transforman en lugares donde el ser humano define el espacio, en la frontera donde el silencio y la oscuridad se encuentran. El artista pone los ingredientes, los espectadores solo tienen que mirar.
Turrell no crea nada realmente nuevo, lo que crea son las condiciones que nos permiten entender qué es la luz y sus consecuencias en el espacio. Como dice el artista “Quiero tratar la luz que vemos en los sueños y los espacios que vemos provienen de esos sueños, y que son conocidos para los que viven esos espacios ”.