Infancia y arte moderno
La muestra presenta, a través de quinientas cincuentas obras, la producción dirigida al mundo infantil que realizaron, sobre todo durante el periodo de entreguerras, significativos artistas de la vanguardia europea. Ese conjunto de trabajos, una vertiente singular del arte de este siglo, se originó por la inquietud de sintonizar las preocupaciones artísticas con las nuevas ideas sociales y, también, con las teorías pedagógicas renovadoras. Se puede considerar que los artistas, interesados en que sus planteamientos impregnaran cualquier actividad cotidiana para originar un nuevo estilo de vida, decidieron poner a los niños en contacto con las formas y conceptos del arte moderno, de manera que se convirtieran en los artífices de la buscada transformación.
La exposición se centra en la aproximación a esa voluntad que movió a los artistas a trasladar a los niños las propuestas del arte nuevo a través de los objetos más próximos y de mayor confianza para ellos: el libro, el juguete y el mobiliario escolar y doméstico. En líneas generales, las obras para niños creadas por los artistas de vanguardia se caracterizaron por su antibelicismo, por la introducción de temáticas hasta entonces inusuales –relacionadas con la igualdad del hombre, los medios de producción, las nuevas fuentes de energía, la higiene, el medio ambiente, los alimentos y los nuevos medios de comunicación y transporte-, así como por trasladar fórmulas plásticas innovadoras, procedentes tanto del futurismo, el neoplasticismo y el constructivismo como de la investigación en el arte popular y las nuevas tecnologías, en un intento de lograr un lenguaje no minoritario que posibilitara un mejor acercamiento a los niños.
En la exposición se han incluido obras realizadas en Italia, Holanda, Francia, Alemania, Checoslovaquia y Rusia, países en los que se hizo más evidente la contribución de las vanguardias. También se presentan obras realizadas en España durante los treinta primeros años del siglo, y trabajos de artistas como Joan Miró, Otto Dix, Alexander Calder y Pablo Picasso que, ocasionalmente, incidieron en el mundo infantil. Completa la muestra una selección de obras de arquitectura escolar en las que se reflejó, de manera más específica, la colaboración entre el arte y la pedagogía con el fin de encontrar el espacio necesario para educar donde, según la pedagoga María Montessori, se creara “un ambiente y una decoración escolar que fueran proporcionales al niño, que respondiesen a su necesidad de actuar de forma inteligente”.