Annette Messager (Berk-sur-Mer, Francia, 1943) pertenece a una generación de artistas que asumió la necesidad de crear unos lenguajes diferentes con los que identificarse que estuvieran al margen del patriarcado.
La utilización en sus obras de objetos cotidianos que tradicionalmente han sido considerados de poco valor le permite trastocar sus usos y los sentimientos que se les asocian, creando ensamblajes, instalaciones o fotografías en las que elementos tradicionalmente vinculados a lo femenino como la lana, tela, cuerda o peluches se combinan con otros muy dispares.
La huída de los «materiales nobles» marcados por la tradición es una de las maneras de materializar esa «otra» forma de pensar, decir y hacer. Razón por la que, la elección de objetos cotidianos, de materiales reutilizados (textiles, plásticos) o de elementos que integran el paisaje doméstico desplacen los grandes discursos hacia la vida real, hacia la existencia individual y sus necesidades, deseos, preocupaciones y afectos.
A finales de los años sesenta, Annette Messager comienza a crear colecciones de objetos: muñecos de peluche, fragmentos de telas, redes, pájaros disecados, recortes de prensa, fotos, textos y frases que reordena y clasifica. Con el tiempo, esas «pequeñas cosas» serán la base sobre la que construya su personal lenguaje, en el que realidad y fantasía dialogan.
Annette Messager reivindica el hacer artesanal, la manualidad, ese territorio históricamente asociado al mundo femenino, para darle la vuelta y desplazarlo a un territorio de significado y elocuencia.
En esta exposición se evidencia la imposibilidad de una interpretación lineal de su obra y se incide en que el espectador sea partícipe activo de su obra y se convierta en el responsable de generar su interpretación.