El IVAM indaga en las representaciones del arte y la sexualidad en el período de entreguerras
La exposición DES/ORDEN MORAL muestra obras de más de 50 artistas que desafiaron la ética dominante
La artista italiana Carol Rama (1917-2015) plasmó en privado en su Turín natal algunas de las pasiones que la moral del Fascio condenaba, fantaseando con chaperos y con prácticas que serían tachadas de bestialismo. Cuando quiso exponer en 1945, su pintura fue considerada obscena y confiscada. Hoy su obra Appassionata (Marta e i marchettoni), de 1939 es la imagen de la exposición DES/ORDEN MORAL. Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras que presenta el IVAM desde el jueves 22 de octubre.
“Inicio la dirección del IVAM con esta exposición tan actual, aunque sea histórica, en la que el comisario Juan Vicente Aliaga ha llevado a cabo una gran investigación. Es una muestra actual porque aún seguimos peleando por esos espacios de libertad y disidencia”, ha destacado la directora del IVAM, Nuria Enguita, durante la presentación. La muestra reúne 219 piezas, entre pinturas, dibujos, grabados, fotografías, esculturas, películas y documentación del periodo de entreguerras de más de cincuenta artistas como Otto Dix, George Grosz, Rudolf Schlichter, Francis Picabia, Man Ray, Eugène Fredrik Jansson, Claude Cahun, Tamara de Lempicka, Jeanne Mammen, Duncan Grant, Hannah Höch, Salvador Dalí o Federico García Lorca.
Comisariada por el profesor y crítico de arte Juan Vicente Aliaga, esta exposición “pretende explorar las diferentes formas de sexualidad en el contexto europeo de entreguerras, en los deseos que no se avienen con las normas de comportamiento basadas en la estricta moralidad dominante”. ¿Y en qué consistía dicha moralidad? A lo largo de siete secciones la exposición muestra las diferentes normas y visiones de la sexualidad en Europa jugando con el binomio ‘orden/desorden’ que da título al proyecto.
El preámbulo de la exposición es una obra de Eugène Jansson titulada Flottans badhus (La casa de baños de la Marina) (1907) en la que un grupo de hombres desnudos contempla con interés el salto de otro marino en la distancia. La pieza es la protagonista del primer bloque de la muestra dedicado al culto al cuerpo o körperkultur, mientras que una lánguida escena de seis hombres sin ropa tomando el sol en Bathers by the Pond (1920) de Duncan Grant anuncia el apartado dedicado al Círculo de Bloomsbury, un grupo que se situó a la vanguardia de la modernidad artística británica.
Una escenografía a base de grandes cortinajes transparentes y colores púrpura “trata de recrear el ambiente recargado de la etapa de entreguerras”, como ha señalado Aliaga, y mantiene semioculto a la vista del visitante “las obras prohibidas que Duncan Grant nunca se atrevió a exponer y que permanecieron durante años en una carpeta” o los retratos de hombres que bailaban con otros hombres que plasmó el fotógrafo húngaro-francés Brassaï.
La exposición pone ante el espejo las diferentes representaciones de la sexualidad que surgieron mostrando las prostitutas de Heinrich Maria Davringhausen o George Grosz, las obras de Rudolf Schlichter que exhiben prácticas sexuales no convencionales como el sadomasoquismo o el fetichismo, los clubs, bares y cabarés berlineses que retrató Jeanne Mammen, la dualidad masculino/femenino de Claude Cahun o las relaciones amorosas entre mujeres que pintó Tamara de Lempicka.
Una sección de la exposición está dedicada al reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera que el comisario ha titulado ‘En tiempos de la sicalipsis’, un término “que hace referencia a lo picante o pecaminoso”, ha subrayado. Una etapa en la que artistas como Maruja Mallo fueron un ejemplo de rebeldía ante las imposiciones sociales. También Federico García Lorca plasmó el amor prohibido en un hermoso dibujo, El beso (1927).
La muestra traza un recorrido circular desde aquella película germana de 1925 Caminos hacia la fuerza y la belleza del cuerpo, que elogia los cuerpos atléticos y desnudos de inspiración griega, hasta el imponente pórtico final que da paso a un conjunto de esculturas marmóreas de culto a la fuerza del hombre que imponían los totalitarismos.
“Los años veinte y treinta vieron nacer propuestas artísticas muy ambiciosas en la representación de la sexualidad”, ha resumido Juan Vicente Aliaga sobre esta exposición que repasa las libertades y represiones de una etapa de crisis y el trabajo de artistas visionarios fundamentales para entender el arte del s. XX.