Álex Marco
Lo que pasa en el parque, se queda en el parque
La instalación pictórica invita al visitante a convivir con la pintura, alterando el estado de la acción en función de su determinación, del tiempo y de su tránsito en el espacio, ya sea observándola, pisándola, deteriorándola o, simplemente, dejando sus propias huellas.
El proyecto se centra en una transcripción gráfica y personal sobre el propio entorno del IVAM, utilizando como referencia una recopilación de dibujos y vestigios plásticos reflejados, en el suelo del jardín trasero del propio centro. Una continua mirada al suelo recupera gestos perdidos que hablan del uso de la ciudad como soporte plástico y de su diversa capacidad de habitabilidad.
Desde el día que el centro me hizo la propuesta del proyecto, el 19 de mayo, cada domingo he visitado sus alrededores, en concreto su jardín. En la primera visita encontré una serie de dibujos en el suelo semejantes a juegos de niños, garabatos y rastros de lo que parecían indicaciones o códigos entre los anónimos que los realizaron para comunicarse.
En las siguientes visitas seguí mirando al suelo. Había dibujos nuevos. Sus autores, anónimos, eran muy prolíficos. En la cuarta visita uno de los nuevos dibujos me llamó más la atención: representaba una forma larga y deforme compuesta de dos líneas paralelas muy irregulares y que se iban estrechando hasta desembocar en la palabra “salida”. Esta característica textual marcaba la diferencia entre todos los demás dibujos, representaba un camino a seguir hasta dicha palabra. Para mí la forma era muy atractiva, orgánica, y a su vez con cierto aspecto agresivo que se acerca a los planteamientos estéticos de mi trabajo.
Este dibujo hizo directamente match con el sentido del proyecto, ya que la intervención propuesta se ubica en un lugar de conexión entre la entrada/salida del museo con el IVAM Lab. Un espacio destinado a comunicar, destinado a ser lugar de paso.
Por lo que me parecen más que adecuadas e interesantes las siguientes relaciones que han ido surgiendo durante el desarrollo de la investigación: La formalización surge de los parámetros en los que se desarrolla mi trabajo: ciudad, uso, habitabilidad, suelo, suciedad, rastro, huella y modificación del entorno. Relación entre entrada y salida, camino y tránsito. El mencionado jardín facilita el acceso al museo, que dirige el camino directamente al vestíbulo. Recopilación de elementos del exterior del museo para el desarrollo de estos en su interior. Tiempo y alteración continua del espacio que nos rodea. Trabajar alrededor del museo. Acercamiento al propio centro.
Recurro a un inventario como referente sobre el que trabajar la instalación, previamente realizado durante las visitas al exterior del IVAM. Actualmente la transcripción pictórica representa un alfabeto de símbolos que consta de cuarenta y cinco dibujos, con posibilidad de ampliarse hasta la fecha de ejecución de la intervención.
También se realiza un documento editorial en papel con el objetivo de documentar este glosario de símbolos obtenidos durante el proceso de trabajo. La breve publicación irá acompañada de un texto, y funcionará no solamente como documento de sala, sino como una pieza coleccionable para el visitante (por ejemplo, desplegable, póster folleto o libro de pequeño formato).
La materialización la llevo a cabo cubriendo el suelo de la sala con vinilo blanco antideslizante, creando un espacio homogéneo y hermético. El habitáculo funcionará como lienzo vacío donde representar de manera aislada la transcripción de los dibujos obtenidos en el entorno del IVAM.
Trabajo directamente sobre el suelo vinílico con pintura, utilizando diversas técnicas: marcadores, espray y esmalte. Dejo las paredes vacías, obligando a dirigir la mirada al suelo, estimulando la convivencia directa entre el visitante y la pintura, la cual representará nuevamente, mediante superposición, los referentes recopilados alrededor del jardín. Las paredes quedarán libres para colocar en algún punto la publicación editorial realizada.