Aristide Maillol
Esta exposición es la más importante realizada hasta el momento en España dedicada al escultor Aristide Maillol (Banyuls-sur-Mer, 1861 – Perpignan 1944). La muestra, comisariada por Michael Peppiatt y Dina Vierny, última modelo del artista y Presidenta del Musée Maillol de París, contiene más de 100 obras e incluye bronces monumentales, pequeñas estatuillas, así como pinturas, dibujos y grabados que ilustran la brillante trayectoria del maestro francés.
El artista consiguió trasladarse a París a estudiar arte con una pequeña pensión en 1881. El conocimiento de Gauguin fue decisivo en la trayectoria artística de Maillol. Muy pronto el artista, que en aquellos momentos ansiaba ser un gran pintor, se alineó con el grupo de los nabis, los profetas, defensores de los postulados de Gauguin. En 1895, Maillol comenzó, casi para distraerse, a experimentar tallando maderas y cociendo pequeñas terracotas en un horno doméstico. En estas obras de dimensiones menudas se encerraban ya los ingredientes de lo que poco después iba a ser una auténtica revolución en la concepción de la escultura.
Maillol construyó sus esculturas sacrificando la narratividad y el naturalismo para centrarse exclusivamente en la plasmación primordial de la forma. Sus obras se crearon, por lo tanto, como ejercicios de pura forma, es decir, despojadas de artificios narrativos y referencias simbólicas o alegóricas. Hoy está fuera de toda duda que Maillol es uno de los escultores fundamentales para el arte moderno, no en vano su influjo fue decisivo en los trabajos de artistas como Arp, Laurens o Henri Moore. Aunque Maillol fue siempre un escultor figurativo, el proceso de síntesis formal desarrollado en su estatuaria condujo su obra hacia las puertas de la abstracción. Nadie mejor que Dina Vierny ha expresado con tanta rotundidad la importancia del maestro francés: “Maillol es el escultor que rompió con el s. XIX –incluso el gran Rodin no había abandonado el siglo XIX- Así pues, Maillol era el primer escultor que encontró el plano simple, que depuró, que abolió el movimiento y descubrió el silencio, es decir, el interior. ‘Quiero esculpir lo impalpable’, decía. Y de ahí surgen los primeros momentos de la escultura moderna”.