El Paisaje Marítimo de Ignacio Pinazo
La exposición Ignacio Pinazo. Paisaje marítimo, que acoge el IVAM, evidencia, a través de 122 obras, que Pinazo fue el primer artista que captó las posibilidades plásticas del paisaje marítimo desde una óptica y una técnica modernas. Adelantándose un par de décadas a los inicios luministas de Joaquín Sorolla, la producción de Pinazo en este género tiene la virtud de compilar a través de un ingente número de tablas de pequeño formato, todos los temas que otros artistas valencianos han desarrollado más tarde.
Esta tercera exposición antológica dedicada a Ignacio Pinazo en el IVAM, dentro del ciclo que tiene lugar coincidiendo con el nonagésimo aniversario de su fallecimiento, permite una vez más apreciar la pluralidad de registros y la versatilidad de este gran pintor valenciano. Entre las piezas más relevantes que recoge la muestra destacan La merienda. Escena de playa, 1891, Museo de Bellas Artes de Valencia; Anochecer en la escollera III, s.f. IVAM y Mirando al mar, 1890, Casa Museo Pinazo de Godella.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas y contiene textos de Javier Pérez Rojas y José Luis Alcaide.
Ignacio Pinazo Camarlench (1849-1916), huérfano de una modesta familia de artesanos, trabaja desde niño como platero, dorador, pintor de azulejos o sombrerero, entre otros oficios. De forma paralela, estudia pintura en las clases nocturnas gratuitas que se impartían en la Academia de San Carlos de Valencia. En 1873 viaja a Italia y conoce a Fortuny, que se convierte en una influencia decisiva para su obra de esta época. En 1876 obtiene por oposición una pensión de la Diputación de Valencia para estudiar pintura durante cinco años en la Academia de España en Roma. Durante este periodo, realiza los tradicionales cuadros de historia que debían enviar a la Diputación los pensionados, además de innumerables dibujos y paisajes. A su regreso a Valencia, es nombrado Profesor de Colorido de la Academia de San Carlos de Valencia.
Durante la epidemia de cólera de 1885, se refugia con su familia en la casa que los Jaumandreu poseían en Betera, donde pinta para sus protectores, entre otras obras, la serie de Las Cuatro Estaciones, compuesta por cuatro impresionantes retratos, de los que tres de ellos forman parte de la exposición. Desde entonces, la burguesía valenciana se rinde a sus pies; realiza numerosos retratos e importantes decoraciones. Mientras, Pinazo continúa plasmando en lienzos y tablitas, de forma magistral y espontánea, su entorno familiar más inmediato. En 1896 es nombrado Académico de la Real de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde pronuncia un incendiario discurso (reproducido en el catálogo), “De la ignorancia en el arte”, en el que reivindica las bondades de la ignorancia natural del pueblo frente a la petulancia de los considerados hombres cultos. A partir de esas fechas, los reconocimientos a su labor artística no dejan de sucederse.
En 1903, se traslada a Madrid, donde es nombrado Académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando y Profesor de Dibujo artístico de la Escuela Superior de Artes e Industrias. Ya enfermo, recibe en 1912 la ansiada Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Ignacio Pinazo muere, cuatro años después, en su casa de Godella (Valencia).