La obra de Julio González constituye uno de los ejes centrales de las Colecciones del IVAM y de alguna forma representa el esprit de las Vanguardias históricas en este Museo que lleva su nombre. Su Danseuse à la marguerite de 1937 y su Homme cactus I de 1939 representan dos momentos importantes que orientan la presente exposición. Heredero de décadas frenéticas de experimentación formal, el lenguaje de Julio González reorienta el trabajo de la escultura partiendo de una recuperación de materiales industriales como el hierro, a los que insufla una intención poética en la que movimiento y gesto se articulan felizmente irrumpiendo en el espacio desde su levedad misma. En esta primera sala se busca un diálogo en torno a su obra a partir de trabajos siempre cercanos y que van desde obras de Joaquín Torres-García a David Smith, pasando por la visión fotográfica de Brancusi, hasta llegar al cuaderno de viaje de Matisse a Tahití o a la siempre cercana amistad de Picasso. En todos ellos vibra la misma intención y búsqueda que, salvada la distancia de los años, orienta el trabajo del arte. F.J. 29
Colección del IVAM. XXV Aniversario
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