9 El inicio del siglo XX vino acompañado de un trascendental cambio en el terreno de las ideas que contagió a todas las disciplinas sociales y culturales para generar nuevos conocimientos literarios, movimientos pictóricos, corrientes filosóficas, innovadores manifiestos ideológicos, progresos científicos y avances sociales. Este salto cualitativo, de enorme envergadura en la historia universal, provocó una importante disociación y trasgresión con anteriores estilos de pensamiento. En esa época nacieron las vanguardias, sobre todo en el mundo del arte, desde donde se podían divisar las principales tendencias que, alejándose de las “gramáticas convencionales” herederas todavía del Antiguo Régimen, señalaban una novedosa realidad artística. Quizás sea ahora cuando, con cierta distancia histórica, tengamos oportunidad de entender ese paréntesis histórico que algunos historiadores han llamado la “era de la reacción” (y no sin motivo) para conocer sus claves de una manera más exacta. En este sentido, sabemos que la parte final del siglo XIX empujó, de manera extraordinaria, para que el XX se iniciase con una clara ruptura artística puesto que desde Rimbaud los artistas modernos han llamado al desorden de los sentidos, de los conceptos, de los roles y de los lugares. Parece claro que su papel, alejado de los iconos tradicionales, debía ser el de “criticar, sorprender, incordiar, sacudir”, como explicaba Walter Benjamin al definir un arte con capacidad de abrir mundo y de fundar sentido, por su radical creatividad. Cuando hablamos de vanguardias, siempre e inevitablemente, miramos a Europa como referente en la creación de este nuevo clima cultural. Sin embargo, no debemos olvidar que éstas pronto se difundieron y colonizaron otras tierras, otros hemisferios, para así ampliar su rango conceptual. Los artistas que las provocaron, dispersos en cuanto a sus discursos estéticos, mantuvieron una actitud consensuada para realizar un arte que funcionase como antítesis de cierta tradición decimonónica que ya habían comenzado a combatir y a desmantelar desde París los poetas parnasianos y los pintores impresionistas. Con ese espíritu renovador se inició la colección Julio González del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en julio de 1985 a partir de una serie de adquisiciones y de las generosas donaciones de Carmen Martínez CONSUELO CÍSCAR CASABÁN DIRECTORA DEL IVAM Vivimos tan corto espacio de tiempo sobre este planeta que cada uno de nuestros pasos debe estar encaminado a construir más y más el espacio soñado de la utopía. Construyámoslo conjuntamente: es la única manera de hacerlo posible. CÉSAR MANRIQUE (1919-1992), artista español
Colección del IVAM. XXV Aniversario
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